Ayer nomás, decíamos en este humilde blog que Riquelme es esencialmente peronista. Y posteriormente, en una ensalada dialéctica, afirmábamos sin ponernos colorados, que Román era Amo y Esclavo. Amo en el sentido nietzscheano, y Esclavo en el sentido hegeliano:
Su ética futbolística lo demuestra, sus códigos. Su moral de esclavo hegeliano en lo estrictamente discursivo, y su moral de amo nietzscheno en lo futbolístico. Es un guerrero (¿la “bestia morocha” a diferencia de la “bestia rubia” del loco?), un noble, creador de valores: la voluntad de poder se expresa en la disposición espacial de esa Musa llamada pelota.
Hoy me desayuno en un link compañero que me lleva a una interpretación similar a la mía, pero más atrevida. Una vez alguien insinuó que Néstor Kirchner estaba influenciado por Carl Schmitt; y ahora, el que la ligó fue Juan Román Riquelme:
Fuera de la cancha, el estilo gentleman de Palermo, abierto al diálogo y siempre dispuesto a la nota periodística, les agrada más que la hosquedad de Riquelme, quien desconfía de la prensa y divide al mundo entre amigos y enemigos, fiel a su esencia.
Evidentemente el fútbol argentino está inmerso en las zonceras argentinas, y tranquilamente podríamos afirmar que “el caudillo es el sindicato del gaucho”, y róman pertenece a la historia de estos líderes. Román es un gaucho, conoce el suelo, el potrero como nadie. A diferencia de esos pedantes ingleses (Nietzsche, Genealogía), Román siente el fútbol de contenido; la pelota no es un balón de cuero, sl la vieja, el amigo, el cumpa.
En una próxima entrada desarrollaremos esta dialéctica amo-esclavo en la fenomenólogo-genealógica de Juan Román Riquelme
Su ética futbolística lo demuestra, sus códigos. Su moral de esclavo hegeliano en lo estrictamente discursivo, y su moral de amo nietzscheno en lo futbolístico. Es un guerrero (¿la “bestia morocha” a diferencia de la “bestia rubia” del loco?), un noble, creador de valores: la voluntad de poder se expresa en la disposición espacial de esa Musa llamada pelota.
Hoy me desayuno en un link compañero que me lleva a una interpretación similar a la mía, pero más atrevida. Una vez alguien insinuó que Néstor Kirchner estaba influenciado por Carl Schmitt; y ahora, el que la ligó fue Juan Román Riquelme:
Fuera de la cancha, el estilo gentleman de Palermo, abierto al diálogo y siempre dispuesto a la nota periodística, les agrada más que la hosquedad de Riquelme, quien desconfía de la prensa y divide al mundo entre amigos y enemigos, fiel a su esencia.
Evidentemente el fútbol argentino está inmerso en las zonceras argentinas, y tranquilamente podríamos afirmar que “el caudillo es el sindicato del gaucho”, y róman pertenece a la historia de estos líderes. Román es un gaucho, conoce el suelo, el potrero como nadie. A diferencia de esos pedantes ingleses (Nietzsche, Genealogía), Román siente el fútbol de contenido; la pelota no es un balón de cuero, sl la vieja, el amigo, el cumpa.
En una próxima entrada desarrollaremos esta dialéctica amo-esclavo en la fenomenólogo-genealógica de Juan Román Riquelme
3 comentarios:
Parafraseando a Jorge Rivas en su análisis sobre el Kichnerismo, podemos afirmar que lo mejor que tiene Román (además de su enorme talento) son sus enemigos.
Si de un lado está Macri, el Gordo Palacios, Martín Arévalo y Gastón Recondo yo voy a estar enfrente.
Sin dudas
De todos, siempre me identifiqué con JRR. Tal vez porque mas me hacía acordar al Diego que me acompaño a crecer durante la infancia. A mi no me gusta el "políticamente correcto"... mejor dicho, no me es relevante eso. Me es relevante como se planta ante al "sistema", dentro y fuera de la cancha.
Y como dice el amigo de mas arriba, pienso lo mismo, viendo quienes son los enemigos, no puedo hacer mas que estar del lado del 10de Boca. Lo peor, que no lo quieren por no ser funcional a sus intereses. Y el único interés que se le debe exigir a Riquelme es hacer grande los colores bosteros. Lo demas es sanata.
Coincido en todo.
Román es el último caudillo de potrero que lleva esa bandera a todas partes, fiel a su esencia. Se lo acusa de acaparar el poder del juego, de quererlo todo para él. Olvidan, no sin intención, que luego él lo devuelve convertido en maravillas que comparte con todos. Palermo y los otros lo saben.
Y me sumo a lo que dicen Barrita y Macelozonasur a Román, nuestro caballero andante, lo bancamos entre otras cosas por sus enemigos.
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