martes, 8 de enero de 2013

¡Sombra terrible de Darín!




¡Sombra terrible de Darín, voy a evocarte, para que, sacudiendo el guardapolvo que cubre tus oscars, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de nuestra clase media!

Ricardo Darín, ciudadano, civilizado, emperifollado de papales de ONGs, fue reemplazo de aquella parte de la ciudad que, naufragado de responsabilidad cívica evoca ese constructo llamado sociedad civil. Hijo de la culta buenos aires, sin serlo él, Darin, frio calculador, que hace el bien sin pasión, y organiza lentamente un ejército sin pelotón. Darin dice ser un hombre comprometido, pues su compromiso con ideales tan puros lo aleja de esa realidad que defiende desde la idea de un cid campeador pero sin campo social. Darin, fiel representante de esa ciudad que no está en ningún lado, es decir, que está en todo el mundo.

Ricardo Darin puede ser el envoltorio divino de esa argentina denominada ni-ni. Ricardo Darin representa esa ciudadanía solidaria de una militancia civil sin nomos, sin lugar o territorio. Este tipo de compromiso, típico de ONGs internacionales no diferencian entre Jesús o Barrabas (o Haiti o EEUU). Una estructuración entre Universales bellísimos de altura inalcanzable, con el piso, el espacio el territorio donde hombres y mujeres viven sus miseria y amores, solo puede llevar al desencanto con esa realidad. El barro es sucio, el barro es feo. Una ley sin lugar es un lugar inexistente. De aquí vierne esa denominación ni-ni: ni cielo ni infierno, como denunciaba Dante. A esos tipos, LOS INDIFERENTES.

Llegamos al Facundo de la Era Democrática: Ricardo Darín.

Ricardo Darin, representante de esa clase media argentina que no se compromete con nada. Pues comprometerse es embarrarse, y esta gente no se embarra. Darin solo se compromete con leyes universales, pues es la manera en que es fácil quedar bien parado: donde no hay suelo firme es fácil no caerse (o caes y nunca te golpeas). ¿Cómo funciona esta doble ninguneada? –¡vamos a eso!

Existe una tendencia argentina, de matriz liberal que presupone que la conflictividad social o política es cuestión solucionable desde el diálogo. Este nuevo totalitarismo (el de la voz única racional de matriz europea) reduce todo a cuestión de modales cortesanos. ¡El dialogo, el consenso, blab,bla! – De ahí, que el conflicto argentino, el drama de la historia nacional es que no hubo “diálogo”. ¡Imaginemos al peronismo y al gorilismo sentados en una mesa debatiendo el destino nacional! – según esta fuente de beldad inmaculada, ese dialogo era posible, simplemente, no se logró porque nuestra sociedad ES INFANTIL. Desde esta lógica, los antagónicos no se entienden porque son como niños, y los niños se pepean. Esta es la matriz de la Teoría de los dos demonios. Esta teoría posibilita el salto hacia arriba. El tercero es ideal. De ahí que desde ese lugar todo es malo, infantil.

¿Por qué esta teoría caló tan hondo en sectores de clase media?

Simplemente porque deja a salvo al predicador. La teoría de los dos demonios permite salvarse. En todo caso, mediar entre ambos es dar a cada cual un poquito. El dador se encuentra en su plenitud moral, y listo, aquí no ha pasado nada.

Darin, es referente de esos ni-ni, el Facundo de la transición