lunes, 26 de octubre de 2009

Pablo Alabarces me contestó: "Maradona no es el hecho maldito del país burgués"

Maradona sigue dando legumbres a las mesas emperifolladas de buenos vinos, no a este blog que sigue a puras penas, sino a insignes periodistas que toman la antorcha olímpica -dejada por “otros”- para llevarla a el altar de la significación. En este caso, el periodista Pablo Alabarces me contesta literalmente a mi posteo “Maradona es el hecho maldito del país burgués”.

“Los argumentos de Dolina o de Forster son profundamente cuestionables y radicalmente anacrónicos: Maradona no es el hecho maldito del país burgués, como John William Cooke sentenció hace 45 años respecto del peronismo. Así como el peronismo ya no lo es –esa frase sólo puede ser dicha con una sonrisa, decía Carlos Altamirano; es de la época en que “peronismo de izquierda” no era un oxímoron–, Maradona ha dejado de ser el “negrito respondón y deslenguado” de los 90 para ser un simple bocón que la juega de plebeyo irreverente.”

Me viene a la memoria las clases de Carlos Altamirano en la materia “Pensamiento Argentino y latinoamericano”, de la facultad de filo. Cuando surgía el debate en torno al Peronismo, el profesor utilizaba el texto “Los profetas del odio” de Jauretche para responder a las derechas gorilazas -que siempre tan presentes están en un debate universitario. Jauretche es implacable. Comparto con Altamirano, que una cita de Cooke puede ser –y debe, agrego-, ser dicha con una sonrisa, eso es peronismo revolucionario.

Goliardo


Mi anterior portada de Blog: Cooke y Alicia

1 comentario:

grace dijo...

Me encantó lo de "mesas emperifolladas de buenos vinos". Y es cierto que las legumbres que van a esas mesas se las proporciona el Diego. No sé si es él, el hecho maldito de país burgués. Lo que sí sé,es que el escándalo que armaron es porque no le perdonan meterse con los temas que se metió. Se hacen los escandalizados, pero en realidad, están defendiendo sus prebendas (ojo a esta palabreja, es para que después no digan los burgueses que somos mal hablados).