sábado, 7 de noviembre de 2009

Parir

Escribo sin saber todavía lo subscrito, y el teclado me indica las letras que, sugerentes como un atardecer en el mar, me llevan en este paso, pirrónico, escéptico, revolucionario, enamorado de sentido, a un altar de sublime incandescencia; significar lo importante no es el camino, sino el paso que avanza lento, pero firme. Platón decía que filosofar es aprender a morir, y esta afirmación tiene su sentido en su aparente oponente. Se aprende a morir al instante en que se aprende a vivir, y el sentido de la muerte es el tiempo ínfimo que transcurre entre el grito de la comadrona y el grito de la eternidad. Nihilismo, desencatamiento, desventura, alienación, gorilismo; significantes que arriman su tinte en el gran mural, aunque, ansiosos y viscerales, esconden su quejosa vislumbre: el odio. Dar sentido al sinsentido, parir la historia, es doloroso; mostrar lo oculto engrandece lo pequeño, por eso las heridas no son heridas quietas, sino gritos de Justicia en una sociedad civil incivilizada que, sedienta y resentida, negadora, podrida de muerte y sangre escondida, arremete salvajemente con su odio. Parir la historia, es doloroso, y le tocó a una mujer sufrir el pecado de cambiar la historia. No es la primera vez que una mujer sufre al parir.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sencillamente precioso, de alto vuelo.

burgués asustado dijo...

el cielo esta encantador..gran post!

Cecilia desde el Bosque dijo...

Excelente. Y claro que tenia que ser una mujer la indicada para parir la historia y ¡¡qué mujer!!
saludos

Angeles Martin dijo...

Además parir es trabajo, esfuerzo y dolor. Eso también está en esta historia de Cristina. ¡Bueno!!!