martes, 24 de noviembre de 2009

Carta de Heidegger a Marcuse (1948)


Martin Heidegger,
Carta a Marcuse,
20 de Enero de 1948
[1]

Estimado Herr Marcuse:

Recibí la encomienda a la que refiriera en su carta del 28 de agosto. Creo estar actuando de acuerdo con sus deseos y de una forma que pueda dejar tranquilos a sus amigos si permito que el contenido del paquete sea repartido entre ex-estudiantes que formaron parte del Partido ni tuvieron relación alguna con el Nacionalsocialismo. Le agradezco con su ayuda también en nombre de ellos.

Si me es lícito inferir de su carta que usted está seriamente interesado en arribar a una conclusión definitiva sobre mi persona y mi obra, entonces su misiva me muestra con precisión lo difícil que es dialogar con personas que no vivieron en Alemania desde 1933 y juzgan el comienzo del Movimiento Nacionalsocialista a partir de lo que fue su fin. Con respecto a los puntos centrales de su carta, me gustaría decirle lo siguiente:

1) En relación a 1933: tenía esperanza de que el Nacionalsocialismo provocara una renovación espiritual de la vida en su plenitud, una reconciliación de los antagonismos sociales, y una liberación del Ser (Dasein) occidental de la amenaza del comunismo. expresé tales convicciones en mí Discurso Rectoral (¿no lo leyó todo?), en una conferencia sobre “La esencia de la Ciencia”, y en charlas ante alumnos de la Universidad de Freibur. también escribí un mensaje electoral de alrededor de 20-30 renglones, publicado en el periódico estudiantil. hoy creo que algunas de mis afirmaciones eran engañosas (Entgleisung).

2) En 1934, reconocí mi error político y renuncié al rectorado, como protesta contra el Estado y el Partido. que primero, (las actividades partidarias de Heidegger) hayan sido explotadas con fines propagandísticos tanto aquí como en el exterior, y segundo, (su resignación) haya sido silenciada, no llegaron a ser advertidas por mí, y por ende no pueden ser usadas como prueba en mi contra.

3) Tiene absoluta razón en que no hice una contradeclaración pública y razonada; hacerla hubiera sido mi fin y el de mi familia. Jaspers dijo, al respecto: seguir con vida es culpa nuestra.

4) En mis conferencias y cursos desde 1933 hasta 1944, asumí un punto de vista tan inequívoco que entre mis estudiantes no hubo ninguno que sucumbiera a la ideología nazi. mis obras de este período, si algún día son difundidas, serán prueba de esto.

5) Me fue imposible hacer confesión pública después del “45”: los pro-nazis anunciaron su cambio de lealtad de forma más repugnante; como sea, nada tuve que ver con ellos.

6) A los dudosos cargos que usted expresa “acerca de un régimen que ha matado a millones de judíos sólo porque eran judíos, que hizo del terror un fenómeno cotidiano, y que hizo enemigo mortal de todo lo relacionado a las ideas de espíritu, libertad, y verdad”, sólo puedo agregar que si en lugar de “judíos” escribiésemos “alemanes del este”, lo mismo sería válido para los unos de los aliados, con la diferencia de que todo lo que ocurrió desde el “45” se ha hecho materia pública, mientras que el letal terror de los nazis había sido un secreto para el pueblo alemán.


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[1] En esta correspondencia con Herbert Marcuse, de la que sólo reproducimos la respuesta de Heidegger por criterios de edición, el hombre de la selva atiende a uno de los tantos reclamos y respuestas que se le solicitaron al sofocarse el régimen nazi. el lector sabrá que uno de los tópicos de la reflexión durante la segunda mitad del siglo pasado estuvo orientado por los conflictos que generó la relación de Heidegger, el filósofo de su tiempo, con el nacionalsocialismo. la literatura sobre esta cuestión es extensa, y a veces poco interesante, como en el caso de las recolecciones (de folletos, cartas, fotos etc) hechas por Víctor Farías. en otros casos, se vuelven en extremo estimulante, cuando la problemática gravita en torno del carácter contemplativo y activo de u pensamiento (tema sin duda se ha descubierto en algunos de los pasajes seleccionados), o cuando la mirada atiende a la letra chica en los escritos de Heidegger, buscando esta tendencia política en el seno de su flosofía, intento que, por cierto, no muchas veces se ha alcanzado. esta carta fue traducida por M.G. Burello y publicada en “La Caja. Revista del ensayo negro nro1”, Buenos Aires, octubre de 1992, p, 21. la correspondencia con Herbert Marcuse apareció en la revista norteamericana New German Critique, nro 53, verano de 1991.

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Seguimos con esta sección "cartas historicas", la primera de de Gramsci a la mama.
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Cartas filosoficas, 2004"de Platón a Derrida", Buenos Aires, Quadrata.

5 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

No entiendo el parrafo en el que Heidegger expresa:...el letal terror de los nazis habia sido un secreto para el pueblo aleman.

Bueno ,creo que toda dictadura requiere de un consenso y no hay tal en medio del secreto,el objetivo del terror es la publicidad de los actos de quien lo ejerce,aun cuando se mantenga clandestino el accionar de sus ejecutores.Es decir, el acto terrorista estatal ,tiene como objetivo inmovilizar ,aterrar valga la redundancia,y el caracter secreto que atribuye Heidegger al terror estatal aleman,ejercido por cierto no solo contra los judios ,sino contra los pueblos eslavos,contra los gitanos,contra los comunistas y anarquistas,el caracter secreto digo,seria contradictorio con el objetivo del terror.
Nosotros en Argentina sabemos que muchos se hacia los boludos pero muy pocos podian no saber lo que estaba pasando

Goliardo dijo...

No se entienden más de una afirmación. Eso se le criticó a Heidegger. fuy flojo aparte se de otras fuentes, que ayudó a escapar a alumnos y profesores, o sea que algo sabia. es muy contradictorio. un pensador de esa talla...mmmmm.?

Charlie Boyle dijo...

Mire esta pelotudez se acaba con esto: http://www.vialibre.org.ar/2009/11/21/sobreseen-a-horacio-potel/.
A partir de la liberación de los libros de Heidegger al dominio público ( o mas público) se acaban los interpretadores de Heidegger.
Confieso que nunca he leido nada de él, incluso sobre El ser y el tiempo, Pablo Capanna, profesor mío, decía que era mas facil aprender alemán y leer a Heidegger en alemán que tratar de entenderlo por esa traducción ( la cara).
No reniego sobre que el contexto sea importante, pero lo que el tipo dijo o escribió es lo sustancia. Si era gay, o novio de Hanna Arendt, poco importa. Lo importante ahora es chapar los libros y ponerse a leer en vivo y en directo. Ese fue el mejor consejo que recibí ahora que estoy leyendo a Epicuro dixit, para acabar con la filosofía cutanpeist

Goliardo dijo...

Si claro Charlie, comparto.

Jonás dijo...

el ultimo número de peronismo, de Feinmann, reflexiona sobre heidegger y el nazismo, y cita su libro "la sombra de heidegger" en donde se pregunta; si elfriede, su mujer, era ferviente antijudía y militaba en el partido de jóven ¿podría estar con elfriede o contra elfriede?