La Presidenta Judía

En la sección de Carlos Marx sobre “La cuestión judía”, en La Filosofía y el barro de la Historia, José Pablo Feinmann relata su relación personal en torno a “La cuestión judía”. “También su padre –el de Marx- se había convertido al protestantismo luterano. Será su madre la única que permanezca judía. El punto es arduo de tratar, pero digamos que el que nace judío se podrá convertir a lo que quiera pero jamás dejará de ser judío para los otros.” Recuerdo el odio visceral contra Spinoza, el hecho maldito de la filosofía moderna, dentro del grupo de filósofos cartesianos, era el judío, y dentro de su comunidad, el cartesiano católico. El filosofo más brillante de la modernidad entre dos catearías pre-gorilas. Pero volviendo a Feinmman “es el Otro el que te hace judío y, si bien uno puede decidir que eso es injusto y que no habrá de ser algo porque el Otro lo decida”.

Escucho a la puerta, en la carnicería, en la calle, en los colectivos, repetir, cada vez con más frecuencia “¡viste, ésa es judia!”. Algunos amigos que se han enterado vienen y me comentan: “¿sabías que Cristina es Judía? –¡si claro!- contesto -¡igual que carajo importa!” Sectores acostumbrados al odio, han encontrado un elemento más para odiar, “La Presidenta Judía”. Aparte, un alivio intelectual nominal, la innombrable ahora puede ser categorizada: “La judía”. Sigo con Feinnman: “Me remito a mi caso: católico por parte de madre, judío por parte de padre. Católico para los judíos, y judío para los católicos.”

El tiempo dirá todo lo que despertó Cristina en nuestra sociedad hipócrita, gorila, antisemita y antinacional y antipopular y fascista. Huerto para un estudio de campo.

Imagen 1: En 1951 Golda Meir viajó a Argentina para agradecer el apoyo de la Fundación Eva Perón a Israel

Imagen 2: Presidenta y pueblo