jueves, 7 de abril de 2011

Quejas de Bety

Un problema básico del pensamiento político en general es aquel que visualiza el tipo de contexto político que se trata de explicar. Como dice el dicho, no se puede mezclar pero con manzanas. Sarlo no solo mezcla un programa institucional con un berretín popular de una agrupación barrial. El caso de los carteles sobre los periodistas cómplices con la Dictadura utilizado como escupidera por La Poderosa y el juego “péguele al gorila” en el Palais de Glace. Bety ofendida por el juego, en especial el “péguele al gorila decepciona en su reflexión: no solo se hace cargo de “gorila” sino que, como todo intelectual gorila, mira para otro lado cuando de comparar se trata. Ejemplo de ello, es la firme posición a favor de los cacerolazos de barrio norte y el apoyo irrestricto a los cuatro meses de corte de ruta por parte de las patronales del campo, hoy Bety devenida en ferviente defensora de la tolerancia democrática. Bien podría llamarse esta queja, La superficialidad del mal, cuando unos son cantos de libertad, barbarie culta, mientras otros, barbarie vulgar. Me gustaba más la Bety analista de la cultura y no este enchastro conceptual.