No es la primera vez que a través de una biografía histórica, se intenta desarrollar una teoría social o política. “Facundo” quizá sea la obra más representativa de este genero. Sartre también ha hecho méritos por estos caminos. Pero es el Juan Martín Diez, El Empecinado de Benito Pérez Galdos y Teoría del Partisano de Carl Schmitt los promotores de este fangoso camino.
En 1808 Napoleón invade España. El ejército regular español no puede oponerse al moderno ejército napoleónico. Una mala estrategia militar, más unos cuantos españoles afrancesados significó la derrota y posterior ocupación del ejercito francés en tierras españolas. Fue así que desde el fondo de la tierra, desde el fondo del barro surge la figura del guerrillero partisano. Según Carl Schmitt, la resistencia popular, la guerra de guerrillas del pueblo de España significó el origen de un nuevo tipo de combatiente, el Partisano.
En este tipo de combatientes sobresale su compromiso, su fanatismo, y su vestimenta es acorde al lugar de pertenecía. La vida en guerra trae miseria, la supervivencia es durísima, y utiliza todo tipo de táctica con tal de desarmar al enemigo. Puede soportar el hambre por días o semanas no tal de no llamar al enemigo a su puerta. Nos relata Benito Pérez Galdos en su novela, episodios nacionales:
“Recuerdo muy bien el aspecto de aquellos miserables pueblos asolados por la guerra. Las humildes casas habían sido incendiadas primero por nuestros guerrilleros para desalojar a los franceses y luego vueltas a incendiar por estos para impedir que las ocuparan los españoles. Los campos desolados no tenían mulas que los arasen, ni labrador que les diese simiente, y guardaban para mejores tiempos la fuerza generatriz en su seno fecundado por la sangre de dos naciones. Los graneros estaban vacíos, los establos desiertos y las pocas reses que no habían sido devoradas por ambos ejércitos, se refugiaban, flacas y tristes, en la vecina sierra. En los pueblos no ocupados por la gente armada, no se veía hombre alguno que no fuese anciano o inválido, y algunas mujeres andrajosas y amarillas, estampa viva de la miseria, rasguñaban la tierra con la azada, sembrando en la superficie con esperanza de coger algunas legumbres. Los chicos desnudos y enfermos acudían al encuentro de la tropa, pidiendo de comer.”
Un Empecinado (en este caso Juan Martín Diez, pero puede ser cualquier ciudadano venido en armas en defensa nacional) no se adapta al lugar, sino que es parte esencial del terruño. Un Empecinado es un embarrado, un guerrillero que lucha contra un enemigo, en este caso los Franceses y los afrancesados (vale decir, un lacayo, un sirviente a servicio del invasor).
“La gente de tropa no sirve para nada. Van y vienen, dan dos tiros al aire y luego ponen un parte diciendo que han ganado una batalla... Señores oficialetes, estos ojos han visto mucho mundo... y en verdad que si no fuera por los empecinados y demás gente que se ha echado al campo por dar gusto al dedo meneando el gatillo...”
El barro político
Es Carl Schmit en Teoría del Partisano que desarrolla aquello que en sus primeros escritos establece como lo político. La diferenciación entre amigos y enemigos. En el caso de “Teoría del Partisano”, el guerrillero es un ciudadano venido en armas en defensa del suelo nacional. La NACION EN ARMAS. El enemigo, el ejército de ocupación.
Un empecinado prefiere la muerte a vivir de rodillas frente a un enemigo. Emiliano Zapata lo ha dicho:
“Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillad”
Y Fanon ha expresado el sentir del compromiso en mejor formula:
“El espectador es un cobarde o un traidor” (Los condenados de la tierra)
Eva Perón también pertenece al ámbito del barro político:
"Los tibios, los indiferentes, las reservas mentales, los peronistas a medias, me dan asco. Me repugnan porque no tienen olor ni sabor. Frente al avance permanente e inexorable del día maravilloso de los pueblos también los hombres se dividen en los tres campos eternos del odio, de la indiferencia y del amor. Hay fanáticos del pueblo. Hay enemigos del pueblo. Y hay indiferentes." Evita, Mi Mensaje
El empecinado o empecinada es todo lo contrario a un cipayo. Este último sirve con sus armas al ejército colonial. El Cipayo es un traidor a su patria. El empecinado, su salvador y guardián. Un soldado irregular que ha dejado a los suyos, a su madre, padre, hijo, hija, hermana, novia para meterse en una lucha anticolonial.
El empecinado es el último refugio del mito, de la voluntad política. El empecinado es el último ser libre de nihilismo. Para el empecinado, la Nación no a muerto, tampoco Dios.
Imagen, Juan Martin Diez, retrato atribuido falsamente a Goya.
1 comentario:
Les acerco esta pagiuna compañeros para que puedan mostar todas las fotos, videos o información que tengan sobre la vida de Néstor y que quieran que aparesca en la película!!!
http://www.facebook.com/yoquieroserparte
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