Revolviendo papeles en mi casa, encontré este escrito del año 2001. Me parece que lo escribí para una conmemoración del 12 Octubre. Supuestamente lo iba a leer ese día. La profesora de Historia me había solicitado que escribiese un texto sobre el “día de la raza”. Yo escribí lo que sigue (abajo), por algún motivo no le gustó el texto y no se leyó nada por parte de mi curso, si otros cursos leyeron sermones, y un profesor también sermoneó con un texto.
A quién corresponda
Disculpe señor: usted y su gente han llegado hace tiempo –me he enterado-, y también me dijeron que usted y los suyos tiene ganas de cercar la tierra al paso de los hombres. Para decir verdad no entiendo eso de dividir la tierra con palos y alambres, será porque para nosotros la tierra es nuestra madre, y arrancar plantas para después poner palos sin vida, es como quitarle a una madre la posibilidad de alimentar a su hijo recién nacido con la leche de su pecho. Espero sepa usted que esa no es nuestra costumbre, pero se la respetamos. Nuestros sabios decía que hay tantas verdades como pueblos hay en el mundo. Quizá sea la oportunidad de que ustedes conozcan la palabra silenciada de nuestros sabios, palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra, y que ya no podrá ser arrancada. Palabra que quiso hacerse escuchar y ustedes tapaban con cañones sus oídos. “Pero quiere el poderoso apagarnos con su fuerte soplido, pero nuestra palabra se en otras palabras. Sueña el rico con apagar la palabra primera. Es inútil, hay ya muchas palabras y todas son primeras.”(1)
Las palabras de sus sabios no tienen en cuenta que hay hermanos y hermanas de otras razas y otras lenguas, de otro color y mismo corazón. Ellos piensan que nosotros no tenemos la capacidad de pensar, dicen que nuestra “inteligencia está por debajo de los más sencillos problemas científicos” (2) ¿Será porque nosotros consideramos que los ríos son nuestros hermanos, que la lluvia es bendición de los dioses y que los animales son nuestros vecinos? Sus sabios piensan que los sujetos son objetos y nosotros pensamos que los objetos son sujetos. Otros piensan que la gente pobre que vive en las ciudades “no son otra cosa que parásitos de la sociedad, que de un modo u otro viven a expensas de los que trabajan, vagos e imbéciles que son o serán criminales jóvenes que serán mantenidos forzosamente por sus padres”(3). Estas afirmaciones de sus sabios son muy diferentes a la de los nuestros. El viejo Antonio es uno de nuestros sabios, y él decía: “los dioses hicieron casi todas las cosas de este mundo, pero las cosas que no hicieron era deber de los hombres hacerlas. El mundo está lleno de pendientes que dejaron los dioses y es nuestro deber encontrarlas. Un pendiente es que cada quien se encuentre”(4). Como podrá ver usted, no todos somos iguales, pero eso o significa que seamos mejores o peores por ser rojos, blancos o amarillos, sino todo lo contrario, la diferencia es lo que nos hace a todos iguales. Nosotros tenemos otra forma de pensar y exigimos que se nos respete. Respetamos su forma de pensar y aceptamos que ustedes dividan sus derechos, como dividen la tierra, sólo les pedimos que no la maltraten. Nosotros pensamos que el derecho de todos es el derecho de uno, y el derecho de uno es el derecho de todos y no cómo ustedes que dividen la Libertad como cuando despedazan a la Madre Tierra entre cerco y cerco.
Mucho tiempo atrás sus gobernantes decidieron que gobernar era poblar, pero para poblar tuvieron que despoblar, entonces justificaron sus matanzas en nombre de la civilización; nosotros éramos a barbarie. Muchos de los hijos de blancos y rojos nacidos en esta tierra fueron marginados en nombre de la civilización, nosotros los recibimos. Y aprendimos muchas cosas con ellos, y ellos aprendieron muchas cosas de nosotros. ¿Por qué no podemos aprender unos de otros? Pero después vino un general duro como una “roca”, y nos quiso arrancar de la tierra y nosotros dijimos: “por trabajar nos mata, por vivir nos matan. No hay lugar para nosotros en el mundo del poder. Por luchar nos matarán, pero así nos haremos un mundo donde nos quepamos todos y todos nos vivamos sin muerte en la palabra. Nos quieren quitar la historia para que en el olvido se muera nuestra palabra. No nos quieren indios. Muertos nos quieren”.(5) Mucho tiempo después quedamos pocos, pero nuestro grito antes negado debe hacerse escuchar. “Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz. Estas fueran nuestras demandas en la noche de los 500 años. Estas son hoy nuestras exigencias”.(6)
A quién corresponda
Disculpe señor: usted y su gente han llegado hace tiempo –me he enterado-, y también me dijeron que usted y los suyos tiene ganas de cercar la tierra al paso de los hombres. Para decir verdad no entiendo eso de dividir la tierra con palos y alambres, será porque para nosotros la tierra es nuestra madre, y arrancar plantas para después poner palos sin vida, es como quitarle a una madre la posibilidad de alimentar a su hijo recién nacido con la leche de su pecho. Espero sepa usted que esa no es nuestra costumbre, pero se la respetamos. Nuestros sabios decía que hay tantas verdades como pueblos hay en el mundo. Quizá sea la oportunidad de que ustedes conozcan la palabra silenciada de nuestros sabios, palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra, y que ya no podrá ser arrancada. Palabra que quiso hacerse escuchar y ustedes tapaban con cañones sus oídos. “Pero quiere el poderoso apagarnos con su fuerte soplido, pero nuestra palabra se en otras palabras. Sueña el rico con apagar la palabra primera. Es inútil, hay ya muchas palabras y todas son primeras.”(1)
Las palabras de sus sabios no tienen en cuenta que hay hermanos y hermanas de otras razas y otras lenguas, de otro color y mismo corazón. Ellos piensan que nosotros no tenemos la capacidad de pensar, dicen que nuestra “inteligencia está por debajo de los más sencillos problemas científicos” (2) ¿Será porque nosotros consideramos que los ríos son nuestros hermanos, que la lluvia es bendición de los dioses y que los animales son nuestros vecinos? Sus sabios piensan que los sujetos son objetos y nosotros pensamos que los objetos son sujetos. Otros piensan que la gente pobre que vive en las ciudades “no son otra cosa que parásitos de la sociedad, que de un modo u otro viven a expensas de los que trabajan, vagos e imbéciles que son o serán criminales jóvenes que serán mantenidos forzosamente por sus padres”(3). Estas afirmaciones de sus sabios son muy diferentes a la de los nuestros. El viejo Antonio es uno de nuestros sabios, y él decía: “los dioses hicieron casi todas las cosas de este mundo, pero las cosas que no hicieron era deber de los hombres hacerlas. El mundo está lleno de pendientes que dejaron los dioses y es nuestro deber encontrarlas. Un pendiente es que cada quien se encuentre”(4). Como podrá ver usted, no todos somos iguales, pero eso o significa que seamos mejores o peores por ser rojos, blancos o amarillos, sino todo lo contrario, la diferencia es lo que nos hace a todos iguales. Nosotros tenemos otra forma de pensar y exigimos que se nos respete. Respetamos su forma de pensar y aceptamos que ustedes dividan sus derechos, como dividen la tierra, sólo les pedimos que no la maltraten. Nosotros pensamos que el derecho de todos es el derecho de uno, y el derecho de uno es el derecho de todos y no cómo ustedes que dividen la Libertad como cuando despedazan a la Madre Tierra entre cerco y cerco.
Mucho tiempo atrás sus gobernantes decidieron que gobernar era poblar, pero para poblar tuvieron que despoblar, entonces justificaron sus matanzas en nombre de la civilización; nosotros éramos a barbarie. Muchos de los hijos de blancos y rojos nacidos en esta tierra fueron marginados en nombre de la civilización, nosotros los recibimos. Y aprendimos muchas cosas con ellos, y ellos aprendieron muchas cosas de nosotros. ¿Por qué no podemos aprender unos de otros? Pero después vino un general duro como una “roca”, y nos quiso arrancar de la tierra y nosotros dijimos: “por trabajar nos mata, por vivir nos matan. No hay lugar para nosotros en el mundo del poder. Por luchar nos matarán, pero así nos haremos un mundo donde nos quepamos todos y todos nos vivamos sin muerte en la palabra. Nos quieren quitar la historia para que en el olvido se muera nuestra palabra. No nos quieren indios. Muertos nos quieren”.(5) Mucho tiempo después quedamos pocos, pero nuestro grito antes negado debe hacerse escuchar. “Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz. Estas fueran nuestras demandas en la noche de los 500 años. Estas son hoy nuestras exigencias”.(6)
* * *
1 Cuarta declaración de la Selva Lacandona E.Z.L.N
2 Etapa teológica. Curso de filosofía positiva. Augusto Comte
3 El individuo contra el estado. Herbert Spencer
4 La historia de la búsqueda. subcomandante marcos. México, 31 de marzo del 2001
5 Cuarta declaración de la Selva Lacandona E.Z.L.N
6 Cuarta declaración de la Selva Lacandona E.Z.L.N
2 Etapa teológica. Curso de filosofía positiva. Augusto Comte
3 El individuo contra el estado. Herbert Spencer
4 La historia de la búsqueda. subcomandante marcos. México, 31 de marzo del 2001
5 Cuarta declaración de la Selva Lacandona E.Z.L.N
6 Cuarta declaración de la Selva Lacandona E.Z.L.N
No hay comentarios:
Publicar un comentario