Alberto Pacheco era un chico como cualquier otro, como cualquier muchacho de cualquier provincia argentina, en este caso, Alberto era de Corrientes. Y como cualquier chico de origen humilde, el sueño de Alberto era jugar al fútbol, y si es posible, jugar en primera y firmar un contrato con un club importante. De hecho, el fútbol es el juego de los pobres, es el divertimento de los pibes cuando se juntan en banda, y van a los potreros para jugarse un picadito con otros pibes de otros barrios. El fútbol es una institución de socialización en cualquier barrio argentino, es la primera escuela, la primera enseñanza. Y como primera escuela social, se aprende a jugar en equipo. Cada cual tiene su gusto, quizá algunos prefieren jugar en el fondo, ser marcadores, otros volantes, delanteros y arqueros. Así empieza esta escuela, cada uno trata de colaborar en el todo, que es el equipo. Todo eso se aprende en el potrero. Pero también se aprende compañerismo, solidaridad, empatía con el otro. En el potrero, el ganador es ganador a medias, porque también hay un perdedor. Todos vienen de abajo, todos conocen la pobreza, todos escucharon alguna vez el llanto de una madre, y es por ese llanto, que cada jugador se juega la vida para defender su historia. Pero no es una pelea de vida y muerte como se quiere inculcar a los jóvenes en la televisión, sino jugarse la vida es demostrar una forma de vida, un estilo que fue pergeñado desde el primer momento que surge el fútbol en la sociedad argentina. El potrero viene a ser para los chicos, como el conventillo para las familia de inmigrantes, es como “la casita de los viejos” En el potrero también hay excelencia, hay virtud futbolística. Es más, allí es donde se configura el estilo de cada jugador.
Alberto Pacheco lleva en la sangre todo el potrero, por eso perder la final del campeonato de fútbol infantil lo hace estallar en lágrimas. Alberto no ha defraudado a nadie, pero llora porque quería ganar, quería jugar a la pelota, quizá ser visto por un entrenador de un equipo grande. Pero la tristeza es grande. Pocos jugadores lloran hoy en día, Riquelme en la final de la intercontinental, Batistuta, y también el chiquito que lo consuela, a él le tocó llorar delante de millones, le tocó perder la final del mundo. El pequeño es Diego Armando Maradona, que consuela a su amigo Alberto que acaba de peder una final juvenil.
¿Cómo Diego no va a poder dirigir la selección? -por favor, si ya era técnico de chiquito.
Alberto Pacheco lleva en la sangre todo el potrero, por eso perder la final del campeonato de fútbol infantil lo hace estallar en lágrimas. Alberto no ha defraudado a nadie, pero llora porque quería ganar, quería jugar a la pelota, quizá ser visto por un entrenador de un equipo grande. Pero la tristeza es grande. Pocos jugadores lloran hoy en día, Riquelme en la final de la intercontinental, Batistuta, y también el chiquito que lo consuela, a él le tocó llorar delante de millones, le tocó perder la final del mundo. El pequeño es Diego Armando Maradona, que consuela a su amigo Alberto que acaba de peder una final juvenil.
¿Cómo Diego no va a poder dirigir la selección? -por favor, si ya era técnico de chiquito.
10 comentarios:
¡Qué belleza de post, Goliardo! Mirá a ese nene Diego consolando al amigo, es de ternura total. Perdoname que me meta en cosas de fútbol, pero tu post trasciende el fùtbol y lo hace una combinación de probanaza para la defensa de un argumento de antología.
¡Sobresaliente!
Holaaa! Desde el alma, no? Un Beso.
Como lo quiero a Diego, tiene la humildad de los grandes. Y salvó la semana, 'ta luego.
El dia que Pinto le gano a los Cebollitas de Diego
http://www.elliberal.com.ar/secciones.php?nombre=home&file=ver&id_noticia=081102DFI&seccion=Deportes
“Con los Cebollitas perdimos la final del Campeonato Nacional, en Río Tercero, Córdoba. Nos ganó un equipo de Pinto, Santiago del Estero, dirigido por un señor llamado Elías Ganem. El hijo de él, César, me vio tan amargado que se acercó y me dijo: No llores, hermano, si vos vas a ser el mejor jugador del mundo. Todos creen que me regaló su medalla de campeón,, pero nada que ver: se la quedó él y bien ganada que la tenía.
De ese torneo también hay una foto en la que estoy arrodillado, consolando a un muchacho más grande que lloraba. El muchacho era Alberto Pacheco, jugaba para Corrientes, que había perdido la final contra Entre Ríos. Recuerdo tres partidos: un 3 a 2, en un cuadrangular en el que también estuvieron Huracán y All Boys, un i7 a 1! y, el mejor, 5 a 4 por la final del Campeonato Evita. Si me pongo a buscar un antecedente del gol que le hice a los ingleses, lo encuentro ahí; gambetié a siete y los vacuné”.
Que buen post goliardo!!!
ayer, mi corazón futbulero, que pertenece al verdolaga de caballito, vibró de emoción, no por conseguir la primera victoria de visitante, no porque nos cobraron un penal a favor después de 54 partidos, no porque los cuatro goles conseguidos fueron convertidos por jugadores de las inferiores del club, sino por las lágrimas de Lovato, un defensor que debutó en primera y que tuvo una gran actuación, esas lágrimas que sólo puede sentir alguien que vive el futbol en la piel.
Saludos!
PD: Con respecto a Diego com DT, espero de corazón que le vaya bien, aunque intuyo que no será asi. El amor que Diego tiene por la celeste y blanca, por la redonda, hoy en día muy pocos jugadores lo sienten, perseguidos por la chicas voluptuosas y las 4x4, y creo que eso que el siente es intranferible, y no creo que lo logren entender aquellos que en la práctica o charla técnica, sólo piensan en salir con su 0km e irse raudamente.
Nuevamente, y van unas cuantas, me lleno de ganas que a Diego le vaya bien, para cerrarle el orto a todos los que lo critican, sin decirlo, por negro.
Goliardo: la foto es un hallazgo y el texto una obra de arte. Pero creo que te equivocás; lo que demuestra la foto es que el Diego fue siempre un buen compañero y por eso fue siempre un buen capitán. El que nos faltó en el partido con Alemania el último mundial, cuando nadie tranquilizó a nuestro arquero después del golpe.
Pero, al igual que Polycarpo, dudo de que pueda ser un buen DT y además a Bilardo no lo puedo ver. No por menottista, sino por calamar que sufrió su juego sucio en la semi del metro del '67 y desde entonces sabe -como todo el mundo- que es un delincuente.
Ruso: ojalá me equivoque, en cuyo caso no cerraré el orto sino que lo reconoceré. Pero vos seguirás siemdo un enfermo que etiqueta como enemigo a cualquiera que piensa diferente.
La foto la sequé del grafico, en un edición especial sobre el diez. el comentario de Poly explica la foto en las palabras del mismo Diego.
Agustín, yo soy de chaca y sé lo que decís, pero desde que Barrionuevo “forreo” a mi hermano que jugaba en la primera de chaca, no fui más a la chancha. Yo creo que a la selección le falta emoción, sentimiento. A mi no me gustaba mucho la de que Diego sea el técnico, pero cuando me entere que Batista lo iba a acompañar, ahí me quedé tranquilo.
Ruso, coincido con vos.
Roberto, coincido en que la foto no justifica que sea buen técnico, sino si compañero. Y pienso que eso es lo que necesita la selección. Bilardo es un envenenador, no sirve, para el es la vida o la muerte.
Graciela, gracias compañera, y Gracias a Eva.
Gonzalo de Ferro y vos de Chaca.¿Quien iba a pensarlo!
Bue, yo soy del Albo de Floresta,asi no tengo mucho para agregar.
Mire Goliardo que lo hace emocionar a uno con estas cosas. Hasta me hace olvidar por un momento que lo de Diego más que un reconocimiento a todo lo que nos dio es un triunfo del lobby periodístico farandulero que encabeza Fernando Niembraaa en Torneos. Y bueno, vio, dicen que mi signo es muy racionalista, más que emocional.
Pero la verdad que el texto es una maravilla.
Saludos
Muy bueno el post y genial la foto.
Nunca la había visto: que hallazgo
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