En un programa de televisión por cable, en C5N frente a Mariano Grondona, Usted, manifestó su tesis de las “dos argentinas”, una visible y otra invisible. Recuerdo que comentó en aquella entrevista sus clásicos imperativos morales, también su ética “radical” de no dialogar con el gobierno, y otras tantas revelaciones de la misma laya. Usted ya nos tiene acostumbrado a todo ese discurso moral kantiano. Conozco la descripción de Mallea de las dos argentinas, pero usted llevó su exégesis a la interpretación de Martínez Estrada. Según recuerdo, en la Argentina –dijo-, hay una “clase de gente” que se rige por la moral, las buenas costumbres y la decencia, y esta era una argentina oculta que empezaba a florecer como mayéutica socrática, o como el bien al mal –como según dicen los santos evangelios-. Esta interpretación es respetable, inclusive hasta se puede discutir, pero cuando siguió su discurso y comparó las “caretas que estaban en el fondo de la republica” –de Martínez Estrada-, al maquillaje de Cristina, no sólo me pareció un “parir verbal” de la intolerancia clásica a los sectores humildes, sino también una argumentación ultramachista, que sólo sirve para injuriar y reproducir la infame misoginia. Usted manifestó que Martínez Estrada interpretaba el “ser nacional” y los problemas de la Argentina.
Cuando usted recordó a ese pensador en esa noche de televisión, no sólo recordé las odiosas palabras del autor de “¿Qué es esto” Catilinaria”, sino también, Usted agregó entorno a la comsmogonia-cosmética de la política, dijo Usted que “la otra argentina” se asemejaba a las caretas del carnaval (o algo así), careta que oculta –según sus palabras: “la Argentina guaranga” de Martínez Estrada. Así como el maquillaje de Cristina –dijo usted-, en Argentina hay muchas “Cristinas”, muchos maquillajes, muchas caretas. Quizá usted sólo interpreta “maquillaje” a algo que no le gusta, quizá la “cama solar” es más respetable que el sol, o el tilingo al guarango. El bronceado a “cama solar” es de tilingo, en cambio el lomo quemado por el sol del mediodía mientras se esta yugando, es de guarango. Recordemos algo de lo que decía Martínez Estrada sobre el guarango.
Descendiente del compadrito, el guarango es un ser singular, un individuo torneado por la calle, es como una lija gruesa, o un diamante en bruto –dirá Jauretche-. El guarango se hace en la calle, y es arrabalero, y su estilo es el piropo casual. “Puede verse en él al gracioso sin cultura, al actor que improvisa sin genio, resentido de alguna privación, de que es culpable mucha gente.” es burlador, tramposo, y ante todo es un payaso. Recordemos que Martínez Estrada llamaba a Perón “actor” y a Eva “vedette”. El guarango es un resentido, es privativo de una moral decadente, por eso busca una compensación con el mal ajeno. “Es un primitivo que procede como si conociera las reglas de la civilización, y hasta como si las acatara y manejase con plena conciencia de su sentido, pero solo conoce el fraude.” El guarango es patotero, su acción es el “atropello de pobre que atribuye su déficit moral, pecuniario e intelectual, al bienestar ajeno. El guarango es lo que llamamos “cara dura”, de ahí el apelativo “careta”. Toda esta teoría del “resentimiento histórico” –según el Joven Sebreli-, está desarrollada en “Radiografía de la pampa”, en cambio, esta ontología nacional será interpretada con el surgimiento del peronismo, 25 años después. Según se puede leer en “¿Qué es esto?”, el guarango es un resentido, al igual que Perón, Eva, y el marginal y resentido lumpenproletariat. El guarango es inmoral.
Quiero recordarle que este señor –no sólo este “careta de las letras”, sino también otros- tenia un profundo odio, no sólo a Perón y Evita, sino también, por las clases humildes de nuestra querida nación. No escribió una letra de comprensibilidad para los sectores humildes, es más la “barbarie” que seguía a Perón, y según sus palabras eran, “un sector numeroso del pueblo, el de los resentidos, el de los irrespetuosos, el de los iconoclastas. Sector de individuos sin nobleza, con una opinión peyorativa de los grandes hombres”. Inclusive, este pensamiento no sólo se vislumbraba en “radiografía de la pampa” como expresiones de una y otra argentina, sino también, después del golpe a Perón, resurgieron las claras caras de pieles de ceda, ocultas por los “cabecitas negras”, las “patas” en las fuentes, y el incipiente homosexualismo –que según Martínez Estrada, era el peronismo-.
Cuando usted recordó a ese pensador en esa noche de televisión, no sólo recordé las odiosas palabras del autor de “¿Qué es esto” Catilinaria”, sino también, Usted agregó entorno a la comsmogonia-cosmética de la política, dijo Usted que “la otra argentina” se asemejaba a las caretas del carnaval (o algo así), careta que oculta –según sus palabras: “la Argentina guaranga” de Martínez Estrada. Así como el maquillaje de Cristina –dijo usted-, en Argentina hay muchas “Cristinas”, muchos maquillajes, muchas caretas. Quizá usted sólo interpreta “maquillaje” a algo que no le gusta, quizá la “cama solar” es más respetable que el sol, o el tilingo al guarango. El bronceado a “cama solar” es de tilingo, en cambio el lomo quemado por el sol del mediodía mientras se esta yugando, es de guarango. Recordemos algo de lo que decía Martínez Estrada sobre el guarango.
Descendiente del compadrito, el guarango es un ser singular, un individuo torneado por la calle, es como una lija gruesa, o un diamante en bruto –dirá Jauretche-. El guarango se hace en la calle, y es arrabalero, y su estilo es el piropo casual. “Puede verse en él al gracioso sin cultura, al actor que improvisa sin genio, resentido de alguna privación, de que es culpable mucha gente.” es burlador, tramposo, y ante todo es un payaso. Recordemos que Martínez Estrada llamaba a Perón “actor” y a Eva “vedette”. El guarango es un resentido, es privativo de una moral decadente, por eso busca una compensación con el mal ajeno. “Es un primitivo que procede como si conociera las reglas de la civilización, y hasta como si las acatara y manejase con plena conciencia de su sentido, pero solo conoce el fraude.” El guarango es patotero, su acción es el “atropello de pobre que atribuye su déficit moral, pecuniario e intelectual, al bienestar ajeno. El guarango es lo que llamamos “cara dura”, de ahí el apelativo “careta”. Toda esta teoría del “resentimiento histórico” –según el Joven Sebreli-, está desarrollada en “Radiografía de la pampa”, en cambio, esta ontología nacional será interpretada con el surgimiento del peronismo, 25 años después. Según se puede leer en “¿Qué es esto?”, el guarango es un resentido, al igual que Perón, Eva, y el marginal y resentido lumpenproletariat. El guarango es inmoral.
Quiero recordarle que este señor –no sólo este “careta de las letras”, sino también otros- tenia un profundo odio, no sólo a Perón y Evita, sino también, por las clases humildes de nuestra querida nación. No escribió una letra de comprensibilidad para los sectores humildes, es más la “barbarie” que seguía a Perón, y según sus palabras eran, “un sector numeroso del pueblo, el de los resentidos, el de los irrespetuosos, el de los iconoclastas. Sector de individuos sin nobleza, con una opinión peyorativa de los grandes hombres”. Inclusive, este pensamiento no sólo se vislumbraba en “radiografía de la pampa” como expresiones de una y otra argentina, sino también, después del golpe a Perón, resurgieron las claras caras de pieles de ceda, ocultas por los “cabecitas negras”, las “patas” en las fuentes, y el incipiente homosexualismo –que según Martínez Estrada, era el peronismo-.
O quizá si usted me permite Elisa, recordarle unas palabras de Martínez Estrada al presidente de facto en el año 55, dictador Aramburu, (a días del golpe) a estilo consejo de a “Lorenzo de Medicis”. Dice Martínez Estrada:
“Tengo que hablarle como ciudadano y me dirijo a V.E, no con espíritu localista sino con amplio espíritu nacional. Sintetizando al principio lo que he de decir enseguida, puedo firmar que el mayor bien que puede hacérsele a Buenos Aires, no solo a la República, es desmantelarla.”
Como usted sabe, Martínez Estrada no solo leía a Nietzsche, sino también a aquel italiano que enseñaba a lograr y mantener el poder. Pero Maquiavelo proponía tres formas de mantener el poder en una nación que se regia por sus propias leyes; una era dejarle sus propias leyes, pero con tributos más altos y un gobierno de amigos; otra era ir a vivir entre ellos; y otra era arruinarlos. El espíritu nacional de Martínez Estrada lo llevará a aconsejar el más antinacional de los consejos, desmantelar, desperonizar, exorcizar, civilizar la nación del degeneramiento que es el peronismo. Para Martínez Estrada, -muy similar a su teología moral- el problema de la argentina no es político, o social, sino moral. Seguramente todas estas ideas Usted ya las conoce, es más, las manifiesta a diario en cada oportunidad que puede. Ya la he escuchado decir que Néstor Kirchner era Hitler, Mussolini, lo mismo que decía Martínez Estrada de Perón, desde las alturas de la moral pura. Todo esto ya está en la justicia, y en definitiva son acusaciones entre lideres, son extremadamente imprudentes, antidemocráticos y se parecen más a un vómito discursivo, que a una declaración política. Pero yo me dirijo a Usted no para defender a Kirchner o Cristina –que se saben defender sin mi humilde ayuda-, sino para expresarle mi preocupación por los dichos antidemocráticos, racistas y mal intencionados, que Usted propició a los humildes votantes que eligieron a su presidenta. Así como Martínez Estrada decía que “el 17 de octubre, Perón volcó en las calles céntricas de Buenos Aires a un sector social que nadie habría reconocido. Parecía una invasión de gentes de otro país, hablando otro idioma, vistiendo trajes exóticos”, usted dijo que a la plaza de mayo, el gobierno “acarrea” a los sectores humildes del gran Buenos Aires. También dijo que a Usted la habían votado la gente más formada, más ilustrada y más inteligente. Quizá lo grave no sea la presunción y crítica al clientelismo político (-que de hecho, comparto-), sino la categorización moral de dicho acto. En su retórica moralista, todo hecho “clientelar”, es una inmoralidad, y tiene tanta culpa el puntero político, como las humildes manos que reciben tal beneficio. Usted no deja lugar a intermedios, nunca analiza la realidad concreta, la pobreza, el sentimiento de desarraigo, las injusticias de clase, el resentimiento de las clases altas por los sectores humildes, la humillación laboral; no, Usted pone todo en la misma bolsa, lo etiqueta con el nombre de “peronismo” y lo desecha por inmoral. En cambio, su discurso denota resentimiento por los sectores que votan por el peronismo. Quizá lo repudiable de Martínez Estrada no eran sus críticas a Perón, sino sus burlas dirigidas a la “chusma”, a los descamisados, a la horda de resentidos que estaban en el sótano de la república. Usted Elisa “cae” en el mismo discurso.
Recordemos algunas palabras de Martinez Estrada sobre Eva Perón:
“ella era el mal y él el bien, pues los dos eran aspectos alotrópicos de Satanás”
“era ella una sublimación de lo torpe, ruin, abyecto, infame, vengativo, ofidico”
“su resentimiento contra el genero humano, propio de la actriz de los terceros papeles, se conformó con descargarse contra un objeto concreto; la oligarquia o el publico de los teatros céntricos.”
“ha tratado las grandes figuras de la sociedad burguesa en la conyugalidad del tálamo, y concibió por el hombre, por el macho humano, encarnado en aquellos personajes bajo algunas de sus más nobles investiduras, el desprecio de la cortesana por su cliente incógnito.”
“tenia no solo la desverguemza de la mujer pública en la cama, sino la intrepidez de la mujer pública en el escenario”
No le voy a pedir que se meta en el barro, esos son consejos de sonso, ni tampoco le voy a pedir que se ponga en lugar del otro, sino sólo le voy a pedir que mire la cara de cada uno de los votantes, las caritas de chicos de la calle, una madre adolescente, un trabajador obrero desocupado, una casilla de chapas en el momento en que una joven madre tiende la ropa –mientras un perro galgo le mueve la cola esperando un hueso-, o un pibe de un barrio humilde que juega al fútbol y sueña con jugar en la primera de un gran equipo. Cada vez que se dirija a un humilde con palabras tan insolentes, recuerde estas palabras que yo le digo.
Elisa, a mí ya no me la podes contar.
Atentamente
Goliardo
11 comentarios:
Tal vez le cuadre a la Lilita, la fiscal de la dictadira chaqueña, estos versitos de Homero expósito:
Mentiras...
son mentiras tu virtud,
tu amor y tu bondad
y al fin tu juventud.
Mentiras...
¡te maquillaste el corazón!
¡Mentiras sin piedad!
¡Qué lástima de amor!
Martinez Estrada, es un gran escritor, lo mismo que Jorge Luis, pero políticamente de derecha como tantos otros grandes escritores, y por más que intente colgarse de la cabeza de goliat, no le llega ni a los talones..
saludos compañero
Juntás las palabras de Carrio y las de Martínez Estrada, y te da la sensación de estar viendo una mezcla de bestiario con museo de cera de las clases altas. Solo falta algo para adornar la escena: la cruz grandota que sabía llevar Lilita cuando las ostias le subian algo la medición. Y que dejó de usar cuando ya no le convino. Un abrazo.
Amigo, disiento con Ud., mas allá de considerar a ME un gay reprimido, homofóbico, que no se animara abrir la puerta del placard, un "civilizado", lo banco.
Es de perogrullo lo suyo, retomar categorías ahistóricas y extemporanes. En realidad Ud repite lo que critica de Carrió. Revivir a un muerto.
Payador luego de leer y bancarme el maniqueo trabajo de ME Muerte y transfiguración del Martín Fierro, considero que el aporte que le hizo a las letras es invalorable, mas allá que en el no aborde ninguna de las connotaciones políticas del poema.
Acá: http://derevolution.wordpress.com/los-movimientos-2/ii-del-movimiento-de-la-fraternidad/8-rescatando-al-concepto-de-fraternidad/ nos ocupábamos del tema.
Hablar de ME hoy es como hablar del tío solterón. Es más discutirlo es restarle mas a las letras que sumarle.
David Viñas también lo rescata, pero claro No se puede Juzgar a Borges o a MAradona por alguna pelotudez que alguna vez dijeron.
Mi preocupación es que si por atender esas pavadas nos perdemos de algunos grande sería una pena.
Tampoco nadie es caperucita roja para que la coma el lobo.
Un abrazo en disidencia
“Profetiza, abomina, injuria con ventilador y nos va llevando precipitadamente a la convicción de que esto es un estercolero y en el estercolero sólo hay una flor: Ezequiel Martínez Estrada.”
Jauretche comienza con este párrafo, “Los profetas del odio”, y si algo me suena dentro, es la categorización jauretchena del kantismo radiológico de Martínez Estrada. Seguro que es una interpolación, al igual que Catilinaria, Rosas, “tercera tiranía” y demás cuestiones. Tampoco quise hacer una codificación del sistema de Martínez Estrada. Las citas de las injurias son del texto: “¿Qué es esto? Catilinaria”, y la descripción del “guarango”, de “Radiografía de la pampa”.
Amigo Charlie, usted sabe cuanto me gusta la literatura gauchesca, y las la 800 paginas de “Muerte y transfiguración” son un camino “inevitable” si uno quiere investigar algo sobre el Martin Fierro. Todavía no lo leí entero, acaso algunos artículos, es casi un diccionario de Literatura, cultura, filosofía, historia, y biografía nacional. Para mi es fantástico, una claridad expositiva única. Al igual que las descripciones de la “soledad” de la pampa, o la descripción de la calle “Florida”, la noche, el tango, de “radiografía”, también el “tilingo”, el “canillita” de Goliat. Son de las mejores cosas de la literatura argentina. Ahora el texto: “¿Qué es esto?”, es una infamia penosa de Martínez Estrada. “una prolija exposición de la infamia-dirá Jauretche-, considero que estaba desbordado. las cosas que decía de Eva Perón, son de lo peor (ni siquiera ya muerta Evita, le limitaba el odio). yo creo que hablar hoy de Martinez Estrada es muy actual. a un amigo de una librería le pregunte si se vendían mas textos argentinos y me contestó, que. Desde el conflicto del gobierno con el agrogarquismo, se vende más “martines fierros”, también “Martinez Estradas” y muchos “Jauretches”. A mi me costó un huevo conseguir “muerte y transfiguración”, y también me costó conseguir “los profetas del odio”. Llame a corregidor, y me dijeron que tenían algunos en la feria del libro, justo ese día laburé por el centro, me fui todo chivado a la rural, y lo compré. Todos los granes escritores tienen un texto maldito, y Martínez Estrada tiene el suyo.
Quizá el mío también tenga algo de maldad, digan ustedes.
Goliardo, creo que hiciste un análisis impecable del discurso de Carrió y de la filosofía que lo sostiene. El metamensaje gorila está siempre allí, ese desprecio por lo popular se le escapa todo el tiempo como un vómito. Es algo demasiado grande como para que pueda disfrazarlo con eficacia. Curiosamente, este discurso de odio que es parte de un corpus ideológico muy bien definido, no encuentra condena generalizada en una sociedad que se las da de sofisticada y se sueña tolerante y progresista. Por el contrario, se expande viralmente, como una reedición del pensamiento más reaccionario que pudo haber parido el bloque de clases dominantes de la República Argentina a través de sus escribas más geniales.
Y aquí disiento respetuosamente con el amigo Boyle. Me parece que nadie está en posición de negar el genio de Sarmiento, Borges o Martínez Estrada, pero sí de poner en contexto la carga ideológica que portan, pues si no clarificamos eso en una nación como la nuestra, de larga historia de sometimiento y represión, estaríamos haciendo aquello que señaló Cooke: que la víctima asuma el discurso del verdugo. El valor literario de un Martínes Estrada o un Lugones o un Borges no puede, de ninguna manera, hacernos perder de vista a qué intereses sirvieron y si, en definitiva, no contribuyeron a la dominación y exterminio del Pueblo.
Repito, muy bueno, Goliardo.
Saludos
Tengo la versión un tomo de Beatriz Viterbo, si quiere se la presto, yo tampoco la leí toda, pero fíjese que Borges, le dedica al MF un librito pedorro de 70 paginas mas o menos, y el nivel de forreada es alucinante, pero culposo no dice que es una cagada, le hecha la culpa a Lugones que el sí tiene palabras agraviantes para con el poema.
Con respecto del discurso de Carrió, ya me he ocupado, lo mas terrible es la utilización del discurso de otros que hace en provecho propio. Yendo mas acá podemos ver la utilización del discurso del ya bajado Rubén Lo Vuolo, del de MArta Maffei y del de muchos que aportamos con ideas, de los que Carrió alguna vez se enamoró y a los que descartó como un forro usado.
Seguramente ME perdure y Carrió se olvide, lo que nosotros deberíamos hacer es encausar cada cosa en su lugar. Me parece que carrió se acerca a Mirta Legrand y al Maipo a a pasos agigantados. Si nos cabe alguna responsabilidad desde esta tribuna es justamente poner blanco sobre negro.
Bien valieron sus aclaraciones
Amigo Charlie, yo tengo también la edición Beatriz Viterbo, es un ladrillo de 800 paginas. Según tengo entendido, el de FONDO DE CULTURA incluye el poema de Hernández. Otra cosa que agrego como anécdota, es sobre el libro de Sebreli. El tipo recortó capítulos, y los rellenó con prólogos explicando que todo lo que escribió hace 50 años esta mal.
cumpa MP, sí usted lee a Jauretche, “los profetas del odio”, se aplica tanto al discurso de Carrió, y pensar que la critica principal es a ME.
Muy groso el "marxista" y "nihilista nietzscheano" Martínez Estrada hablando de moral, de satán, de prostitutas, etc.
De Carrió ya nada nos sorprende. Muy buen post! Un Jauretche Reloaded!
Chalie:
Siempre torurado por su potilicamente correcte.
Ud que puede ser todo un cuadro.
¡Dejesé de joder!
¡Meta de una buena vez sus patas en las fuentes de plaza de Mayo y sumesé a la perrada!
excelente che,sencillamente impecable...saludos...
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