viernes, 12 de diciembre de 2008

Tilingos

Cacerolazo en alto Palermo.



Si en algo no se puede uno sonrojar, es en la cantidad de arquetipos que hay en la literatura argentina. Pasando por sarmiento y sus “tipos de gauchos”, atravesando por José Hernández con sus “viejo vizcacha”, y su “picardía”, la categoría de Tilingo tiene un lugar importante en la historia de las letras argentinas. El tilingo es un arquetipo, una entidad argentina, es parte de la gran ontología nacional, y como veremos más adelante, intentaremos descifrar sus características, sus humores y sus costumbres.

Buscando información encuentro una aproximación al tilingo en mi diccionario de Lunfardo:

“Cursi, que presume de fino sin serlo”

Según tengo entendido, “tilingo” viene de “tilín”, que significa “pequeño”. Sin contradecir lo anterior, “tilinga” es la persona que está pendiente de lo chiquito, de aquellas pequeñas cosas insignificantes. El pensamiento del tilingo es chiquitito, sus argumentos son minimales, por eso también “tilingo significa “zonzo”. Pero la definición va más allá de un arquetipo solidificado o sustancializado, es más el tilingo no es un personaje rígido en una estructura social (como puede ser unas clase social determinada), la tilinguearía es una “actitud”, un comportamiento a un momento determinado. Inclusive, las actitudes tilingas son aquellas que atinan a presentarse como algo que no es, y en general, el tilingo quiere pertenecer a un rango mas alto en la escala social. El tilingo quiere ser como estéticamente se debe ser. Por eso la tilinguearía se expresa en todas las clases sociales. Es tilingo el oligarca argentino porque quiere ser como la Europa colonial. Es tilingo en señor o señora de clase media que quiere llegar al teatro Colon a participar de alguna gala. También pueden tener actitudes tilingas los sectores humildes, en especial cuando se cambia la solidaridad por el egoísmo, o el acceso a beneficios para negar el origen humilde, y pertenecer a una casta fina y minimal. Pero este ultimo caso es difícil de catalogar; un “vizcacha” no es tilingo, en todo caso es un “vivo” (de viveza criolla) en el sentido que le da el autor Vasco Francisco Gradmontagne en su obra “Vivos, tilingos y locos lindos”.

Sostiene este último autor:

“El tilinguismo es la tontería con cascabeles, locuaz, insustancial y aturdida. El carácter tilingo es por lo general, dulce, suave, inofensivo.”

Es entendido en general al tilingo como una “forma suave”, algo ya pulido, algo terminado, tallado, como un mueble logrado y lustrado, a diferencia del Guarango que es un diamante en bruto –según Jauretche-. Siguiendo este ejemplo, el “árbol” es como el “guarango”, todavía tiene mucho para ser, en cambio el tilingo es una cosa ya terminada, es el tilingo menos que un mueble pulido, es un hombre que se cree fino, es un hombre domesticado y orgulloso de su condición. Ahí la soberbia del tilingo en creerse un superhombre.

Otra idea similar, aunque con distinta matriz conceptual, es la de Martínez Estrada. En “La cabeza de Goliat”, tiene un capitulito dedicado “al tilingo”.

“Es de una idiotez disimulada y hasta suele lograr fama de talentoso, de elocuente, de cortes, de crítico literario y musical, con el inconveniente de que el músico lo alaba como poeta y el mundano como probo.”

El tilingo en general tiene fama de fino, de señor versado en buenas costumbres, de cierta hidalguía, aunque no tenga abolengo monárquico, camina por el mundo mirando donde solo miran los grandes hombres, al cielo. Toda esa fama, es “una idiotez disimulada”, el tilingo vive en un mundo de formas. No seria “el reino de los fines”, sino “el reino de las formas”, pues el tilingo hace tanto hincapié en las formas, que la forma misma es un fin, por eso las formas hacen al fondo que no existe. Es una “estética” hecha “ética”, pueril forma de diferenciarse de lo distinto. Agrega Martínez Estrada:

“Seria un hombre interesante en un mundo que no valiera la pena ser habitado, ciudadano honorario en un pueblo donde la gente se saludara quitándose el sombrero…
Es un hombre cuya piel parece un guante en que se hubiera enfundado desde chico, y de esto resulta que tiene una sensibilidad con sordina, pasiones que andan de puntillas, oídos con cataratas acústicas, ojos con párpados transparentes, vitalidad delicadamente cloroformada. Es un bemol.”

La reciente tilinguización de la argentina no es un producto estrenado, sino es una actitud en provecho del bienestar social, por eso como sostiene Jauretche, siempre se dan en el ascenso social. Los guarangos de principios de siglo, fueron los tilingos que despreciaron a los humildes en otros tiempos. Los mismos descendientes de italianos que fueron funcionarios radicales después se burlaron de los “cabecitas negras” que apoyaban a Perón. Ernesto Sammartino de origen italiano, fue el mentor de la triste frase “aluvión zoológico”. Cuándo de esto hay en la expresión, “la historia se repite como comedia”. Seria la expresión correcta, “la historia se repite como tilingo”.

3 comentarios:

Goliardo dijo...

Con toda esta información ya podemos analizar actitudes tilingas, abunda de a montones.

Por ejemplo, ayer Cristina anunció una “canasta navideña” para los hogares humildes. Escuche a Maria laura Santillán decir que la canasta tenía productos de baja calidad. Actitud tilinga.

Cuando Cristina anunció las estatizaciones, Nelson Castro dijo que no era el momento, y las formas no eran las correctas. Actitud Tilinga.

etc, etc, etc, etc…

. dijo...

Muy buen post, o quizas es que soy un convencido de que las palabras tienen poder. ¿Será como en el caso del Golem de Borges en la que dice: Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo?.
Saludos

Mario Paulela dijo...

"La reciente tilinguización de la argentina no es un producto estrenado, sino es una actitud en provecho del bienestar social, por eso como sostiene Jauretche, siempre se dan en el ascenso social." Perfecto, Cristian. Impecable
Saludos
Mario