Las cosas como son...

“Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran en estos momentos la muerte de uno de los caudillos más prestigiosos, más generosos y valientes que ha tenido la República Argentina. El partido Federal tiene un nuevo mártir. El partido Unitario tiene un crimen más que escribir en la página de sus horrendos crímenes. El general Peñaloza ha sido degollado. El hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo, fuerte por la santidad de su causa, el Viriato Argentino, ante cuyo prestigio se estrellaban las huestes conquistadoras, acaba de ser cosido a puñaladas en su propio lecho, degollado y su cabeza ha sido conducida como prueba del buen desempeño del asesino, al bárbaro Sarmiento"

El gran José Hernández escribía estas palabras en un artículo publicado en el diario “El Argentino”, de Paraná en el año 1863. Habían asesinado, degollado al “padre de los pobres”, el general, Ángel Vicente Peñaloza. “La política del puñal” -tenia como titulo el artículo periodístico- se había cobrado una victima más; los unitarios habían sumado un crimen más a su larga lista, la causa federal, había sumado un mártir más.

“La sangre del Chacho clama venganza”, esa es la idea del articulo. Así lo señala Feinmann en el excelente texto: “La sangre derramada”. Comenta Feinmann que Sarmiento en si libro “El Chacho” justificaba el asesinato y la humillación, la “desmesura” de la exposición de la Cabeza de Peñaloza como trofeo de guerra, es parte de un plan sistemático que terminará en el genocidio del indio, y los posteriores matanzas de todo aquel grupo que no aceptaba el progreso como forma de vida. Los gauchos e indios eran bárbaros, la montonera era una forma de confrontación incivilizada, la guerra de guerrilla no entra en los cánones de la guerra civil, por lo tanto no encuadran dentro del “derecho de gentes”. Los animales viven como animales, también mueren como animales. “El Chacho” era un animal, un gaucho malo, un ladrón, un salteador, un bandolero, y la pena corresponde las características del ejecutado, a los perros se los mata como a perros.

En el texto de Sarmiento, en el capitulo denominado “Las cosas como son”, Sarmiento justifica el degüello y el asesinato como herramientas del progreso. Feinmann se pregunta por el titulo escalofriante: “Las cosas como son”. “¿Cómo son las cosas? Esta, claro, es una pregunta eminentemente filosófica, y trasladada al campo de la antropología de la violencia se formula si: ¿Por qué las cosas son de tal modo que algunos consideran tener el derecho de matar a otros?”

En este capitulo, Sarmiento justifica el asesinato:

“Las guerrillas no están todavía en las guerras civiles bajo el palio del derecho de gentes….Chacho, como jefe notorio de bandas de salteadores, y como guerrilla, haciendo la guerra por su propia cuenta, murió en guerra de policía, en donde fue aprehendido, y su cabeza puesta en un poste en el teatro de sus fechorías. Esta es la ley, y la forma tradicional de la ejecución del salteador.”

Según comenta Feinmann, la idea de Sarmiento de combatir la barbarie con barbarie, la había desarrollado en su vieja a norte de África. Un general llamado Bougueaud le había enseñado a combatir al bestiario. No es casual que hombre de ahí, Fanón desarrollara su obra “Los condenados de la tierra”. “El chacho” es un condenado de esta tierra, fue condenado a muerte en el momento fue considerado bárbaro, inhumano, animal. Por eso hasta parece un acto de humanidad sacrificar a un perro que esta lastimado, o que tiene rabia.

Recordé todo esto cuando leí la frase sarmientina “Las cosas como son” en boca de Miguel Bonasso. El periodista dijo: “las cosas como son, este es un gobierno de centro derecha”.
Bonasso: ¿Las cosas cómo son…? ¿Los bárbaros son los intendentes del conurbano? ¿Otra vez la teoría de la hecatombe? ¿Cuánto peor, mejor?