miércoles, 15 de octubre de 2008

Meditaciones peronistas


Me levanto algo temprano, y me entero que llovió toda la madrugada, pues la evidencia es notable, y el charco de agua en el medio de mi casa, es insaltable. Como me gusta pensar de vez en cuando la política, me atrevo a agradecerle al mundo, con su catástrofe, con su mediocridad, con su mentira, el gran favor que le hizo a mi patria.


También quiero analizar esta cuestión: el “mundo”. Mucha historia tiene la argentina, y percepción del mundo; Discépolo no va a postular el Mundo para una construcción de una ética deontológico al estilo Kantiana, Discepolo va a decir que el mundo es una mentira, gran enunciado metafísico de la modernidad. Decir que el Mundo es mentira, es como decir que “dios ha muerto”, algo tan vehemente –como dijo Feinmann en sus clases-; “Descartes del cortó la cabeza al rey de Francia”. Otro gran argentino va a decir que “al mundo le falta un tornillo”, pero en este caso, don Cádicamo habla de un mundo que no funciona, o algo así;


Exacta reflexión de Cádicamo, tango escrito en el año 32 es tan actual como la farsa, la mentira y la tristeza. Pero la idea no es quedarnos en el 30, sino ver que efectos políticos puede causar esta crisis. De entrada, quiero agradecerle al mundo, a ese mundo mentiroso discepoliano, embustero y tramposo, también a ese mundo Kantiano postulado para el accionar práctico, y también agradecer al mundo que no funciona, al mundo de Cádicamo.

¿Por qué este agradecimiento?-

Primero agradecerle al mundo el gran favor que le hiciera a mi pueblo, vos Mundo le tapaste la boca a los que nos tapaban la boca con su mentira.

Gracias Mundo por permitirle a Cristina decir; “Esta boca es mía”. Gracias Mundo por que te va tan mal, por tus malos gobiernos.

Gracias Mundo por la mentira, hoy ex mentira. Gracias Mundo por dar el ejemplo de lo que no se debe hacer.

Gracias Mundo por tu verdad publicada tristemente por Clarín.


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