miércoles, 23 de julio de 2008

Cobos no es Judas, es Creonte

Demóstenes Practicando Oratoria por Jean Lecomte du Nouÿ (1842–1923). Demóstenes solía estudiar en una habitación subterránea que había construido él mismo. También solía hablar con piedras en la boca y recitar versos mientras corría. Para fortalecer su voz, hablaba en la orilla del mar por encima del sonido de las olas.




Demóstenes era un gran orador y político griego. De muy chico queda huérfano, y de muy chico tiene que lidiar con la ambición de sus tíos, estos dilapidaron su fortuna. Es así que el joven Demóstenes debe aprender a defenderse en los pleitos legales. Debido a su incapacidad para expresarse –era tartamudo-, Demóstenes desarrolla su propia ortopedia bucal, es así que comienza a ejercitar su lengua con piedritas “canto rodado” a la orilla del mar, en las playas del Mediterráneo. Cuenta la historia que allí empieza a levantar la voz tratando de equiparar el sonido de la mar. Entrada la madurez se dedica de lleno a la política. Por esos años la “polis” griega comienza su decadencia política a manos del macedonio Filipo, padre de Alejandro. Es allí cuando Demóstenes pronuncia sus discursos “Contra Filipo”. Lo importante en los discursos de Demóstenes –aparte de la magistral retórica nunca igualada-, es la acusación de traidores a aquellos griegos que cedieron ante la invasión del imperio macedónico. Entre los rivales políticos de Demóstenes, hay otro gran orador llamado Esquines. Un “cumpa” del gran orador (Ctesifonte) propone una corona de oro para Demóstenes por sus servicios prestados a la patria ateniense. Esquines acusa de ilegal (inconstitucional) tal proposición de Ctesifonte, y además tilda a Demóstenes como no merecedor de dicho premio. Demóstenes hábilmente decide defender a Ctesifonte defendiéndose a si mismo en el discurso “Sobre la corona”. La estrategia de Demóstenes es no defender la opción legalista de la acusación –por ese lado perdía seguro- , sino opta por defender su carrera política en relación a la defensa de la patria Ateniense. Es demasiado largo el discurso y muy rico literariamente, en definitiva, Demóstenes defiende su patriotismo, y para exaltar su figura, menciona a los traidores que jugaron en contra de la ciudad ateniense, y ahí va la famosa lista negra de traidores:

“Pero ¿por qué hago estos reproches si otras más perversas acusaciones y calumnias ha lanzado contra mí? Pues el que me acusa a mi de ser partidario de Filipo, ¡oh tierra y dioses!, ¿Qué no seria capaz de decir? Sin embargo, por Heracles y todos los dioses, hubiera que investigar con verdad, quitando de en medio las mentiras y las palabras debidas a la enemistad persona, quienes son realmente a los hombres sobre cuyas cabezas podrian todos hacer recaer con toda razón y justicia la responsabilidad de lo sucedido, encontraríais que son en cada ciudad semejantes a éste, no los semejantes a mi. Aquéllos, cuando la condición de Filipo era debil y ciertamente insignificante mientras nosotros repetidas veces os advertíamos, exhortábamos y aleccionábamos sobre lo mejor, por su particular codicia vergonzosa sacrificaban los intereses generales, engañando cada uno y corrompiendo za sus propios conciudadanos hasta hacerlos esclavos, Dáoco, Cíneas y Trasidao a los tesalios; Crecidas, Jerónimo y Eucámpidas a los arcadios; Mirtis, Telemado y Mnáseas a los argivos; Euxiteo, Cleotimo y Aristemo a los eleos; los hijos de filíades, enemigo de los dioses, Neón y Trasílico a los mesenios; Aristrato y Epícares a los sicionios; Dinarco y Demáreto a los corintios; Pteodoro. Helios y Perilo a los megarenses; Timolao, Teogitón y Anemetas a los tebanos; Hisparco, Clitarco y Sosístrato a los eubeos. No me bastaría el día entero para decir los nombres de los traidores. Todos ésos son, varones atenienses, en sus propias patrias, gentes que tienen los mismos designios que Esquines y los suyos entre vosotros, hombres impuros, aduladores y malditos.”

La verdad a estos traidores los hizo célebre nuestro gran orador, o si no, ni figuraban en la historia política. Cabe señalar que el oponente de Demóstenes es Esquines, es un pobre actor, que según Demóstenes, el único papel que le quedó bien, es el de la obra de Sófocles “Antígona”, el triste papelucho de “Creonte”. Por eso Demóstenes le dice:

“¿Quieres que yo sea Bátalo, como me llamarías en plan de injuria y zaherimiento, y tú, en cambio, no un Héroe cualquiera, sino uno de esos del teatro, Cresfonte, o Creonte, o Enómao, a quien en cierta ocasión en Colito degollaste de mala manera?”

Es muy interesante la figura de este Creonte en la Antígona de Sófocles para relacionarlo con la actualidad política argentina. Creonte era hermano de Yocasta y cuñado de Edipo. Una vez muerto el rey y muerto los herederos legítimos, Eteocles y Polinices, -hermanos de Antífona-, Creonte se hace regente de Tebas, y decide no dar funeral a uno de los (Polinices) hermanos muertos, por cuestiones políticas, optando por cuestiones personales, sobre el bien general. Indignada Antigona por semejante blasfemia a las costumbres fúnebres, decide sepultar a su hermano en secreto con su otra hermana, Ismene. Creonte es un fanático de la constitucionalidad, y por ende condena a muerte a Antífona, desoyendo las leyes divinas. Por eso Antígona se suicida y con ella su novio Hemón, hijo de Creonte, y la esposa de éste, Eurídice. En tal decisión desoyendo el mandato divino, y optando por lo políticamente correcto, Creonte arruinó a su propia familia. Suena algo a realidad política argentina, esto de decidir por lo políticamente correcto, por los beneficios particulares, poner lo individual por encima de lo general y olvidando el mandato divino o popular. Para exaltar la personalidad de Creonte, va un dialogo entre el “coro” y Creonte:

“Corifeo.- Simuestra la voluntad fiera de la muchacha que tiene su origen en su fiero padre. No sabe ceder ante las desgracias.

Creonte.- Si, pero sábete que las voluntades en exceso obstinadas son las que primero caen, y qué es el mas fuerte hierro, templado al fuego y muy duro, el que más veces podrás ver que se rompe y se hace añico. Se que los caballos indómitos se vuelven indómitos se vuelve dóciles con un pequeño freno. No es lícito tener orgullosos pensamientos a quien es esclavo de los que rodean. Ésta conocía perfectamente que entonces estaba obrando con insolencia, al transgredir las leyes establecidas, y aquí, después de haberlo hecho, da muestras de una segunda insolencia: ufanarse de ello y burlarse, una vez que ya lo ha llevado a efecto.”



Hay que tener en cuenta la función social del “corifeo” en el teatro griego. Son como “corrientes de pensamiento” que van relatando la realidad y llevándola, induciendo a los actores, son como periodistas de la realidad en el cual parece que no influyen en las decisiones, pero charlan cono los protagonistas, y hasta se hacen los zonzos cuando le conviene. La verdad leyendo a Sófocles , el personaje de Creonte me da la sensación de que la historia se repite, pero ya no en tragedia griega, sino en comedia argentina al estilo “Esperando la carroza”.




Demostenes, Discursos politicos, planeta dagostini.
Sófocles, Antigona, Edipo rey, Electra, Edipo en colono, planeta dagostini.

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