martes, 29 de septiembre de 2009

Las Centáurides


“Puede decirse teóricamente a dos grados fundamentales,
correspondiente a la doble naturaleza
del Centauro maquiavélico,
de la bestia y del hombre, de la fuerza y del consenso,
de la autoridad y la hegemonía,
de la violencia y de la civilización,
del momento individual y del universal (…),
de la agitación y de la propaganda,
de la táctica y de la estrategia.”
(A. Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, pag 48)

“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado.” Así comienza Karl Marx “El 18 Brumario de Luís Bonaparte”, pero colegiada de la cita de Hegel sobre la tragedia y la farsa. La historia puede devenir de tragedia en comedia, o como me gusta pensar, en epopeya, sólo es cuestión de pensar y transformar la historia. Pero transformar la realidad a través de una acción concreta, puede llevar a una labor inconclusa si no se tiene una lectura clara de la realidad.

Pasado el 28 de Junio, y tras el cachetazo electoral que sufrió el Kirchnerismo, el debate de la ley de medios parecía una utopía inalcanzable para muchos de nosotros que esperábamos ansiosos dicha medida. Pero la realidad no sólo es contradictoria, sino indeterminada, y cualquier situación puede cambiar algo que parecía inmutable. La redistribución de la pelota, la crisis AFA-TyC, fueron el puntapié inicial para maniobrar en este nuevo momento político. Soy de los que piensa que sin esta variable concreta (El fútbol para todos), el debate de la Ley de Medios nunca hubiese llegado al congreso. Y para explicar el concepto, voy a recurrir a una idea de Maquiavelo:
“Nótese bien que no hay cosa más ardua de manejar, ni que se lleve a cabo con más peligro, ni cuyo acierto sea más dudoso que el obrar como jefe, para dictar estatutos nuevos, pues tiene por enemigos activísimos a cuantos sacaron provecho de los estatutos antiguos, y aun los que puedan sacarlo de los recién establecidos, suelen defenderlos con tibieza suma, tibieza que dimana en gran parte de la escasa confianza que los hombres ponen en las innovaciones, por buenas que parezcan, hasta que no hayan pasado por el tamiz de una experiencia sólida.” (Maquiavelo, El Príncipe, VI)

¿Qué dice Maquiavelo en este párrafo? Todo Príncipe, o digamos dirigente político que quiera modificar una ley, es probable que fracase en dicho propósito si no logra que aquellos beneficiarios con el nuevo estatuto, apoyen abiertamente con un compromiso concreto. Cuando un dirigente político quiere cambiar una ley, debe convencer a aquellos grupos beneficiados, en cambio, aquellos perjudicados se aferrarán duramente al viejo estatus quo. Pero el apoyo no se consigue con discursos o las bellas palabras (eso está lejos de la política), la palabra se debe imponer, y también debe haber un beneficio palpable por la experiencia sólida. Y acá la pelota es la que hizo parir la historia; la redonda, tan bien acariciada por algunos y tan bastardeada por otros. Quizá el negocio más rentable en capital económico y simbólico, haya sido la variable externa, para que la “virtud” política tenga su posibilidad. Tener de aliado al fútbol no era cosa desestimable, por eso era difícil encarar una discusión con semejantes bichos enfrente. Pero la soberbia, la impunidad de la palabra publicada, la torpeza de los que se aferran al pasado, fueron las condiciones que posibilitaron la situación. Hoy el gobierno utiliza el horario entre los partidos para publicar la propaganda oficial sobre la nueva ley de medios, y cabe recordar que los partidos gozan de buen ranting. El discurso llega con otro margen, con fuerza concreta (¿idea maquiavélica?) a diferencia de la palabra correctamente política pero sin practicidad. Y acá es donde entra la doble naturaleza del centauro (El Príncipe, XVI), o en este caso, la centauride. Como sostiene Maquiavelo, un Príncipe debe tener esta doble cualidad, como enseñaban los viejos poetas. La doble naturaleza del centauro, mitad hombre o mujer, mitad animal. La parte humana servirá para manejarse racionalmente a través del calculo, el discurso y la palabra, y la parte animal servirá para imponer por la fuerza ese discurso, cualquiera de estas dos cualidades separadas son impotentes. Es la ley y la fuerza unidas, y el consenso es la guerra continuada por otros potreros.

6 comentarios:

Emilio dijo...

Faa! que ánalisis muy interesante cumpa. Ojalá esta nos salga bien en el senado. Me gusto esta frase "La realidad no sólo es contradictoria, sino indeterminada, y cualquier situación puede cambiar algo que parecía inmutable". Abrazo.

Goliardo dijo...

Tambien pienso eso, ojalá que el senado pase al toque. era necesario que en diputados quede claro, para que no se agarren de la falta de consenso y todas esas pelotudeces. Tampoco quiero cantar victoria antes de tiempo, pero hubo un avance importante, incluso si se modifica algun articulo(espero que no), en diputados andamos más que bien.

Bob Row dijo...

Te felicito. Un post sustancioso y bien construído. Por otra parte, el párrafo de Maquiavelo (es una deuda tremeda que tengo) me aclara de dónde proviene la Primera Tesis sobre Feuerbach; la que dice que el error de todo el materialismo ha sido tratar la cosa como externa, no como experiencia, de modo subjetivo.
Y se está refiriendo a la experiencia colectiva.
Hoy aprendí algo más. Gracias.

Jose Barrita dijo...

Muy buen post compañero!!!

Saludos bandoneónicos

nanolefou dijo...

Muy bueno el post Cristian.
Todo poder, beneficiado y consolidado por el statu quo, se aferra a él. Sólo que pocos tienen un poder tan fuerte como el oligopolio mediático en la Argentina. Dueño de la Verdad del Poder, instituida y consolidada en la forma de sentido común, el oligopolio opera según las reglas de todo sistema de poder: tiende a autoperpetuarse y siembra sus "verdades" sobre el campo que él mismo aró. Haber recuperado el fútbol siginificó sacar del medio uno de los negocios más grandes del gran Diario. Romper con algunos temores, demostrar que la pelota rueda igual sin Macaya Márquez o Varsky, que no había justificativo para el monopolio. Una broma: a pesar de las simpatías K de Cappa, Huracán no le gana a nadie, en este fútbol público. Por lo menos, los árbitros no han sido "amordazados". Araujo sigue siendo tan menemista y estúpido como siempre, y nadie lo ha amordazado (aunque estaría bien). Demostrar que fuera del statu quo también se puede, que el caballo galopa más allá de quien lo monte, es una premisa para romper el orden establecido y proponer un nuevo orden.

Me gustó mucho el post

Saludos

Goliardo dijo...

Gracias por los comentarios, era una idea que tenia hace rato, pero no queria postearla hasta que no se trate (y apruebe) la ley. Salga como salga la ley, es algo que ya está en debate.