martes, 15 de septiembre de 2009

La ironía socrática de Cristina


La ironía socrática produce desengaño en el oponente, en algunos casos, hasta odio. pero también hace florecer la verdad de la afirmación. Aquel que pregunta afirmando, está negando su propia pregunta. Analicemos el caso de la periodista que interroga.
PERIODISTA.- (…)Y puntualmente en el artículo 80 de la ley, que tiene que ver con la distribución de las frecuencias en radio, donde se dice que va a haber un 33 por ciento del espectro para organizaciones sin fines de lucro, teniendo en cuenta el valor que tiene instalar una radio AM, ¿qué criterio se va a usar para distribuir ese 33 por ciento entre dichas organizaciones? Porque va a haber quienes tengan más poder económico frente a otras pequeñas.

PRESIDENTA.- (…) En cuanto a lo que usted dice me parece que va a haber un criterio de distribución, porque no se olvide que se constituye un Comité Federal, una Comisión Bicameral y una autoridad absolutamente multifacética, casi de ágora griega, para poder discutir estas cuestiones. Además está toda la ley reglamentada. De cualquier manera, se imagina que si usted me plantea esa diferencia, que hay gente que tiene más dinero que la otra en el mundo de los sin lucro, se imagina lo que es ahora donde los únicos que pueden tener una voz provienen del sector comercial o estatal en algunos casos. En realidad creo que su pregunta no hace más que reforzar la necesidad que tenemos de sancionar una ley.

La periodista pregunta sobre la imposibilidad de los pequeños de no acceder a un medio por falta de recursos económicos. “Porque va a haber quienes tengan más poder económico frente a otras pequeñas”. Cristina usa la afirmación para responder. Eso es mayéutica socrática. Utilizar la pregunta para hacer brotar la verdad oculta. La pregunta es la respuesta misma. Tranquilamente Cristina podría haber dicho: “conócete a ti mismo”.




Cristina junto a la presidenta alemana, país de Kant, Fichte, Schelling y Hegel

1 comentario:

Anónimo dijo...

La de ayer fue una estocada de lujo de la Presidenta ante la plantilla de cadetes y che pibes que le preguntaban.
No se puede creer el grado de obsecuencia de esta gente. Además es penoso ver en la pantalla chica, desde el estudio, a pendejas y no tanto como las periodistas Gisella Marziotta y Viviana Semienchuk, desde la canaleta de De Larvaez, tratando de bardear el discurso y las propuestas de la Presidenta con argumentaciones falaces, flojas y erradas. Amén de la mala leche.
Pero se nota cómo las aprietan y tienen que ir al pie con el capanga que las conchaba para que no las echen a la mierda.
Es comprensible pero triste.

DANIEL, DESDE MATADEROS