Hace un rato me levanto, y como la cotidianidad me ha golpeado la otra mejilla, voy a tomar el discurso de mi amiga Lucrecia, y les voy a contar que lo sucedido. Como la crisis nos golpeó a todos los argentinos, y a mi me viene golpeando hace un tiempo, hoy no trabajé porque a nadie se le ocurre limpiar alfombras. Como si en momento de conflicto la suciedad de las “alfombras” no se notara. Y pensar que la gente a la que yo doy mis servicios es la que más vómitos ha manifestado en estos tiempos. Por eso, me levanté no tan temprano, y gracias a eso no tuve que apagar la alarma del celu que suena diariamente a las siete. Me levanto, prendo la tele, mientras recuerdo los goles que erró Argentina ayer contra Brazil, se nota que hace frío porque mi perro Diógenes no saca su nariz de mi cobija, y se me vino a la mente la cita de Jauretche de aquel “gaucho sojero”:
O es pa todo el invierno
O es pa todos la cobija.
Pongo la pava, tiro la yerba de ayer, y miro a ver quien firmó mi flog. Veo que no hay ninguna puteada y pongo algo de música en la compu. En la tele estaba el conductor mas gracioso del mundo, el gran Fernando Bravo reportando a Luis Brandoni. Y mientras hablaban de política, recordaba qué bien le asentaba el papel de chanta a Luís Brandoni en “Esperando la Carroza”. Mientras miro la tele, suena el teléfono, para ése entonces ya son casi las once del mediodía. Atiendo y es mi hermana diciéndome que necesita un mapa de la ciudad de buenos aires con “los catorce ranchos”. Medio ofuscado, agarro la bici y me voy con la “poderosa” a comprar dicho mapa. Llego a la librería, toco el timbre, pongo buena cara para que me abran, entro y espero mi turno. Se escuchaba a una señora diciendo:
- ¡la Plaza de Mayo estaba llena de negros pagados!-. Como no me gusta la confrontación por eso le dije a esta buena señora:
- la verdad señora yo estuve en la plaza y a mi nadie me pagó, a la mañana llamé a un amigo para ver si iba a la plaza y me contestó que si. Agarré la bici, y pedalee hasta Crámer y Pampa, -a pasitos de Cabildo y Juramento capital de la “cacerola de teflón”-, ahí tomamos el subte y llegamos a la plaza de las “locas” y de la “negritud”-.
La señora no entendió mi ironía y dobló la apuesta con este vómito:
-si estaba lleno de villeros, lleno de piqueteros-. En ese momento pensé que era inútil discutir contra semejante discurso, y se me vinieron a la mente algunas célebres frases de algunos célebres escritores argentinos. El diputado radical Ernesto Sanmartino denominó “Aluvión zoológico” a los seguidores de Perón en el año 47 en cámara de diputados. Martínez Estrada dijo del peronismo: “incipiente homosexualismo”. Hoy se vuelven a escuchar frases parecidas: “negro”, “grone”, “villero”, “grasa”, “negrada”. Por eso no ha terminado el debate “libros y alpargatas”, hoy traducido en “divinas y populares”. Por eso compré el mapa, pagué en efectivo, y me fui pedaleando, pensando si ayer en la plaza habían estado los “gauchos sojeros” Eduardo Buzzi o Alfredo de Angelis en representación de los “piqueteros blancos”.
O es pa todo el invierno
O es pa todos la cobija.
Pongo la pava, tiro la yerba de ayer, y miro a ver quien firmó mi flog. Veo que no hay ninguna puteada y pongo algo de música en la compu. En la tele estaba el conductor mas gracioso del mundo, el gran Fernando Bravo reportando a Luis Brandoni. Y mientras hablaban de política, recordaba qué bien le asentaba el papel de chanta a Luís Brandoni en “Esperando la Carroza”. Mientras miro la tele, suena el teléfono, para ése entonces ya son casi las once del mediodía. Atiendo y es mi hermana diciéndome que necesita un mapa de la ciudad de buenos aires con “los catorce ranchos”. Medio ofuscado, agarro la bici y me voy con la “poderosa” a comprar dicho mapa. Llego a la librería, toco el timbre, pongo buena cara para que me abran, entro y espero mi turno. Se escuchaba a una señora diciendo:
- ¡la Plaza de Mayo estaba llena de negros pagados!-. Como no me gusta la confrontación por eso le dije a esta buena señora:
- la verdad señora yo estuve en la plaza y a mi nadie me pagó, a la mañana llamé a un amigo para ver si iba a la plaza y me contestó que si. Agarré la bici, y pedalee hasta Crámer y Pampa, -a pasitos de Cabildo y Juramento capital de la “cacerola de teflón”-, ahí tomamos el subte y llegamos a la plaza de las “locas” y de la “negritud”-.
La señora no entendió mi ironía y dobló la apuesta con este vómito:
-si estaba lleno de villeros, lleno de piqueteros-. En ese momento pensé que era inútil discutir contra semejante discurso, y se me vinieron a la mente algunas célebres frases de algunos célebres escritores argentinos. El diputado radical Ernesto Sanmartino denominó “Aluvión zoológico” a los seguidores de Perón en el año 47 en cámara de diputados. Martínez Estrada dijo del peronismo: “incipiente homosexualismo”. Hoy se vuelven a escuchar frases parecidas: “negro”, “grone”, “villero”, “grasa”, “negrada”. Por eso no ha terminado el debate “libros y alpargatas”, hoy traducido en “divinas y populares”. Por eso compré el mapa, pagué en efectivo, y me fui pedaleando, pensando si ayer en la plaza habían estado los “gauchos sojeros” Eduardo Buzzi o Alfredo de Angelis en representación de los “piqueteros blancos”.
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