"Soy un arlequín"

“Señores, señoras, amigos, amigas, compañeros y compañeras: Soy un arlequín. Ando por los pueblos de la republica ocultando mi angustia con una careta, y mi vida consiste en arrancarle una sonrisa a un niño, esa es mi esencia. Finjo alegría para alegrar, pero tengo una pena escondida que quiero zanjar –aunque sea por un ratito-, con la sonrisa de un niño y una niña humildes. Vivo de función en función, salgo a la vida con mi ropa de teatro, pero mi vidurria consiste en teatralizar la angustia para hacerla más digerible. El arlequín es un hombre triste, pero suaviza su angustia cada vez que le toca actuar una pena.”

Mi pequeño homenaje a estos personajes nobles, me saco el sombrero ante un Arlequín. Pero mi homenaje oculta una denuncia. Cuando la actuación es exagerada, el actor deja de interpretar para exagerar, el figurante es un farsante. Y la gran farsa nacional se desarrolló hoy en el congreso de la nación. El testimonio de hoy fue monumental. Fue humillante para el buen gusto la escena política de grupete de enlace. La oposición política, un puchero medio sancochao. Rejunte de sobras en la misma olla y con el caldo gordo y pasado, con la papa hervida con restos de podredumbre, mientras el fuego amarreteado por la falta de calor, finge cocinar algo que ya esta podrido. En cada elogio, y en cada cita compadrita se ocultaba esta farsa insultante, un medio que no llega al porcentaje necesario para considerarse término. Los aplausos vehementes dispensados sin el menor sentido de lo estético. El congreso amigazo fue la farsa jamás imaginada.

Ante estos farsantes, amigos, seamos arlequines.