α) Universal Abstracto
El problema político por excelencia es la relación universal/particular. Maquiavelo fue el primer pensador moderno en notar esta relación. Cuando la relación es entre particulares, el Estado está muy lejos de constituirse. El Príncipe es la respuesta teórica, desgarrada, desesperada del florentino a la decadente coyuntura de la Italia renacentista. El Príncipe es aquel particular que se puede constituir en universal, es decir, en estado.
El problema que observa Maquiavelo está saldado en un momento en que el Particular puede constituirse en Universal. Maquiavelo lo llama Príncipe; Hegel, Estado (Monarquía Constitucional); Gramsci, Príncipe Moderno, Laclau, significante vacío (totalidad imposible, -¡estamos en el posestructuralismo, que joder!).
β) Particular
Esto parece no advertir el ¿líder? de la CGT, Hugo Moyano. No solo se comportó torpemente, a partir que no le atiende el teléfono. El problema de la visión política de Moyano, es creer que el representa a un universal, los trabajadores. Lo dijo en el acto de Huracán. El 54% de Cristina pertenece a los trabajadores, y como ¿líder? de los trabajadores él (Moyano entiende así la cosa), el Jefe de la CGT es dueño de esos votos. Así de torpe es la ecuación.
Es así que de esta precaria lógica sale la realidad. Moyano ya no es líder de la CGT, simplemente es su secretario general, nada más que eso. Es un particular con ganas de ser universal.
γ) Universal Concreto
En nuestra coyuntura, está claro. El universal concreto se llama Cristina.
La legalidad, la legitimidad, la empatía entre representante y representado, la autoridad y la validez de un liderazgo, hoy en Argentina 2012 tiene forma de mujer. Es una mujer con todas las letras. El femenino de este liderazgo, Princesa.
Cristina tiene en su poder, los tres elementos por excelencia del Principe hegeliano, o princesa, Antigona posmoderna (Antigona porque para Hegel es el prototipo de mujer). Es decir, lo universal, lo particular y lo concreto.
La relación de Cristina como Princesa política con sus bases es una relación de empatía, personal, familiar, de “Gracia”. Weber lo llama Carisma, Hegel, eticidad natural.
Pero Cristina es una mujer particular. Una mujer que rie, llora, habla, decide, se queja, y vuele a reír y llorar.
La historia la puso en un lugar de liderazgo en un momento muy particular de la historia argentina. La coyuntura favorable pero con elementos perjudiciales, la “decisión”; soberana debe orientar la política general del Estado para que lo favorable sea realizable, efectivo. En esta dirección está Cristina con su poder de decisión.
El liderazgo es “indiscutible”. Aquel que quiera discutir esta “eticidad” choca con la realidad. El liderazgo es material, es real.
La Princesa y las Corporaciones
La corporación es un elemento fundamental en la teoría política de Hegel par mediar entre la particularidad y la universalidad. La corporación, al igual que la familia, funcionan como “frenos” el devenir de la lógica de la sociedad civil, y a los vaivenes de la economía de mercado. Esto en Hegel es así, y también es así en Cristina.
Pero no es necesario leer a Hegel para entender este proceso. Moyano, como viejo dirigente gremial debió darse cuenta de esta realidad. Pero ya es tarde. Cuando debió acomodarse a la política del Estado, prefirió seguir en la lógica en del “corporativismo”, poner la parte por el todo. Cuando el universal, proponía regionalizar la economía, Moyano dio apoyo al momo Venegas, principal reaccionario en la política de redistribución en el peonaje argentino. UATRE, gremio sostenido por la explotación lisa y llana de sus trabajadores. Para peor, se manejó con la mera fuerza, dejando la razón de lado. Maquiavelo es implacable con aquellos que solo utilizan la fuerza. No tienen futuro en la política.
El florentino sabía algo de política.
Este post es deudor de este en Artepolitica.
El problema político por excelencia es la relación universal/particular. Maquiavelo fue el primer pensador moderno en notar esta relación. Cuando la relación es entre particulares, el Estado está muy lejos de constituirse. El Príncipe es la respuesta teórica, desgarrada, desesperada del florentino a la decadente coyuntura de la Italia renacentista. El Príncipe es aquel particular que se puede constituir en universal, es decir, en estado.
El problema que observa Maquiavelo está saldado en un momento en que el Particular puede constituirse en Universal. Maquiavelo lo llama Príncipe; Hegel, Estado (Monarquía Constitucional); Gramsci, Príncipe Moderno, Laclau, significante vacío (totalidad imposible, -¡estamos en el posestructuralismo, que joder!).
β) Particular
Esto parece no advertir el ¿líder? de la CGT, Hugo Moyano. No solo se comportó torpemente, a partir que no le atiende el teléfono. El problema de la visión política de Moyano, es creer que el representa a un universal, los trabajadores. Lo dijo en el acto de Huracán. El 54% de Cristina pertenece a los trabajadores, y como ¿líder? de los trabajadores él (Moyano entiende así la cosa), el Jefe de la CGT es dueño de esos votos. Así de torpe es la ecuación.
Es así que de esta precaria lógica sale la realidad. Moyano ya no es líder de la CGT, simplemente es su secretario general, nada más que eso. Es un particular con ganas de ser universal.
γ) Universal Concreto
En nuestra coyuntura, está claro. El universal concreto se llama Cristina.
La legalidad, la legitimidad, la empatía entre representante y representado, la autoridad y la validez de un liderazgo, hoy en Argentina 2012 tiene forma de mujer. Es una mujer con todas las letras. El femenino de este liderazgo, Princesa.
Cristina tiene en su poder, los tres elementos por excelencia del Principe hegeliano, o princesa, Antigona posmoderna (Antigona porque para Hegel es el prototipo de mujer). Es decir, lo universal, lo particular y lo concreto.
La relación de Cristina como Princesa política con sus bases es una relación de empatía, personal, familiar, de “Gracia”. Weber lo llama Carisma, Hegel, eticidad natural.
Pero Cristina es una mujer particular. Una mujer que rie, llora, habla, decide, se queja, y vuele a reír y llorar.
La historia la puso en un lugar de liderazgo en un momento muy particular de la historia argentina. La coyuntura favorable pero con elementos perjudiciales, la “decisión”; soberana debe orientar la política general del Estado para que lo favorable sea realizable, efectivo. En esta dirección está Cristina con su poder de decisión.
El liderazgo es “indiscutible”. Aquel que quiera discutir esta “eticidad” choca con la realidad. El liderazgo es material, es real.
La Princesa y las Corporaciones
La corporación es un elemento fundamental en la teoría política de Hegel par mediar entre la particularidad y la universalidad. La corporación, al igual que la familia, funcionan como “frenos” el devenir de la lógica de la sociedad civil, y a los vaivenes de la economía de mercado. Esto en Hegel es así, y también es así en Cristina.
Pero no es necesario leer a Hegel para entender este proceso. Moyano, como viejo dirigente gremial debió darse cuenta de esta realidad. Pero ya es tarde. Cuando debió acomodarse a la política del Estado, prefirió seguir en la lógica en del “corporativismo”, poner la parte por el todo. Cuando el universal, proponía regionalizar la economía, Moyano dio apoyo al momo Venegas, principal reaccionario en la política de redistribución en el peonaje argentino. UATRE, gremio sostenido por la explotación lisa y llana de sus trabajadores. Para peor, se manejó con la mera fuerza, dejando la razón de lado. Maquiavelo es implacable con aquellos que solo utilizan la fuerza. No tienen futuro en la política.
El florentino sabía algo de política.
Este post es deudor de este en Artepolitica.
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