lunes, 7 de diciembre de 2009

Cooke: carta a Juan José Hernández Arregui


(En esta carta, Cooke comenta a Hernández Arregui la situación de Cuba, Argentina y los intelectuales, y aprovecha para solicitarle algunos libros.)

Carta a Juan José Hernández Arregui


La Habana, 28 de septiembre de 1961


Mi estimado amigo:

Con intensa satisfacción he leído su carta del 31 de agosto, no solamente porque a través de ella retomaba contacto con usted, sino también porque, como siempre, su enfoque es justo y va certeramente al fondo del problema nacional y latinoamericano. Por lo que usted sabe me dice, veo que mi permanencia en Cuba contribuye a deslindar una serie de problemas que, siendo calos cuando se analizan con buena intención y espíritu científico, se presentan, sin embargo, confusos retorcidos. es que nuestro movimiento popular y el Peronismo en primer térmico-, se debate en medio de contradicciones ideológicas que no reflejan las reales contradicciones de la sociedad argentina.

La esencia del drama de nuestro Movimiento es que, mientras el único destino y su única chance de sobrevivencia están en reconocerse como una fuerza de extrema izquierda, sufre las influencias de la propaganda reaccionaria que se desata desde afuera y desde adentro de su propio seno. Cinco años de lucha abnegada no han tenido el complemento indispensable de la clarificación y afirmación ideológica “integracionista” y además elementos que cuentan con algún aparato –grande o chico- de propaganda. Dentro del peronismo, con su masa obrera dispuesta a alzarse contra todos los mitos “occidentales”, gravitan desproporcionadamente los que no tienen otra visión que el programa de 1945. lo que entonces fue progresista es ahora reaccionaria, pero en cada dirigente no esclarecido vive una llamita de esperanza en el golpista de turno o en la reestructuración de aquel frente de quince años atrás, ya imposible desde las actuales circunstancias. Los “dirigentes” que nos vienen tocando en suerte, o están congelados a 1945, o ven al Movimiento como Cruzado contra el Cristianismo, o son puras y simplemente cabezas huecas que, alternativamente, llenan de tres o cuatro ideas trasnochadas los consejeros de turno. Existe, también, el mito de la mayoría, que consiste en creer que la indeterminación ideológica y el vacío programático sirven para mantener una “unidad” basada en la suma de elementos heterogéneos.

Lo triste es que nuestra masa está madura para cualquier cosa, y que, agudizarse la política entreguista y antipopular, se crean condiciones para pegar un gran salto adelante en el esclarecimiento de las raíces de los males argentinos y de las formas de terminar con ellos. el Peronismo, en tanto cumple una función importantísima al mantener la unidad de esa masa y evitar que se desvíe hacia reformismo democrático-burgueses, simultáneamente puede transformarse en un freno para el avance ideológico, sin el cual ningún planteo será correcto y ninguna fructífera. que los hechos superan las abstracciones es algo que todos sabemos; pero también sabemos que las masas necesitan direcciones esclarecidas, que desarrollen sus impulsos y les den coherencia.

El problema de Cuba, piedra de toque, puede servir para introducir un poco de luz en cosas que está oscureciendo a propósito. Como durante nuestro gobierno, la masa está dispuesta a acentuar la línea revolucionaria y el Jefe también: la falla está, como siempre, en las estructuras intermedias entre Perón y la masa. he recibido una carta de Perón referida exclusivamente a la revolución cubana, en la que se expresa terminantemente (espero Tristán se la haya mostrado). en otra posterior, se manifiesta de acuerdo en mi tesis que la proponía, y me dice que toma las medidas necesarias para que se cumplan. Consistían esas proposiciones, en suma, en lo siguiente:

1) Acentuar la línea revolucionaria, no solamente en los hechos, sino fundamentalmente en los planteos ideológicos.
2) La teoría de influir sobre los “factores de poder” (Ejército e Iglesia) es reaccionaria. es preferible perder, cuanto antes, a quienes participan de ella. Ello se compensará ampliamente porque podremos llevar en común la lucha con grupos no peronistas (izquierdistas de distinto origen, estudiantes, etc.).
3) Esperar la “legalidad” que nos dará la oligarquía es pensar con mentalidad politiquera. la mayoría no sirve para nada si la reservamos para una hipótesis que no se dará la que se efectúan elecciones con nuestra participación).
4) El objetivo del Peronismo no es la defensa de los “valores de occidente”. quienes piensen eso tienen que irse a los partidos “tradicionales” o a la democracia cristiana. la Tercera Posición no implica neutralidad frente a las luchas de los pueblos coloniales por liberarse.
5) Romper la unidad con el MUCS[1] sería un gravísimo error. la unidad de la clase trabajadora es indispensable y debe mantenerse sin otra exclusión que la de los amarillos y la de los que sirven al gobierno.
6) El apoyo a la Revolución Cubana no es asunto secundario. está vinculado con el movimiento de masas de toda Latinoamérica. el verdadero enemigo es el imperialismo y sus instrumentos: Cuba está afrontando el peso de combatirlo y debe tener un apoyo nuestro activo.

La aceptación, por parte del General, de estos puntos de vista era cosa que yo descartaba: lo considero el más revolucionario de los dirigentes peronistas. pero una política semejante requiere elencos más adecuados que los actuales, que son infalibles en equivocarse siempre. No obstante, siempre es un progreso y creo que llegará el día en que por sobre las falsas estructuras se pueda erigir, como consecuencia directa de los hechos y de su justo análisis por las masas, una conducción apta. si bien he formulado algunos reparos a declaraciones y posiciones que me parecían Contrarrevolucionarias (por ejemplo, aquella declaración del Consejo Superior de que la Central obrera tenía por misión “corregir los excesos del Capital y del Estado, actuando como fuerza moderadora), me he abstenido cuidadosamente en verme envuelto en las luchas internas del Peronismo, que se desarrollan por procedimientos para los cuales no tengo vocación. Pero en ningún momento he descuidado la prédica ideológica, a la que atribuyo más importancia que cualquier modificación circunstancial de elencos.

los que me dice de la izquierda no peronista que parece muy acertado. aquí he tenido que hacer una intensa labor de divulgación, mediante cartas y conversaciones, conferencias. etc., porque a la campaña de la oligarquía y el imperialismo, el Peronismo tuvo que soportar la de la izquierda del continente. La Revolución Cubana ha hecho ver con claridad el problema del Peronismo, máxime cuando los enemigos son los mismo, desde la SIP[2] y Jules Dubois hasta los izquierdistas estilo Haya de la Torre, Bentancourt[3], Figueres, etc. no todo está todavía en claro, porque usted comprenderá que aunque esa tarea es importante y ha motivado mis preocupaciones, no he podido limitarme a ella: he preferido ayudar en la medida mis fuerzas a la Revolución Cubana por medio de conferencias y artículos. Contribuyendo a los problemas fundamentales del problema cubano se aclara, automáticamente, el problema argentino y del Peronismo.

Esa izquierda “no irrevocablemente perdida”, como usted dice, tendrá papel fundamental en el frente nacional de nuestra Patria. Poco a poco, si nosotros nos afirmamos a nuestro verdadero carácter, irá superando sus limitaciones pequeño-burguesas y su extranjerismo culterano. Los energúmenos de la derecha peronista (me refiero a muchos activistas que están influidos por los católicos o por el nacionalismo reaccionario) se dejan llevar por el juego de provocación y eso conspira contra la integración de un frente con las demás fuerzas, pero redoblando nuestros esfuerzos, creo que superaremos la actual maraña.

La “Carta de la Habana” es un programa de acción revolucionario que, me parece, interpreta los sentimientos de las masas latinoamericanas. y el discurso de Fidel en la UN es un valiente acusación a las fuerzas e intereses que oprimen las naciones semicoloniales de Asia, África y Latinoamérica. Si los jóvenes que no entendieron al Peronismo se sienten, al menos, atraídos por el liderazgo afirmado en acciones y actitudes que son orgullo de nosotros, la unión se irá consumando. Pero a condición de que, mediante planteos correctos, se les vaya haciendo ver cuál es el camino. Porque aquí hay quienes vienen y juran morir por la Revolución Cubana y dar su sangre por la liberación latinoamericana, pero después vuelven a sus países respectivos y luchan por “obtener la legalidad” o tonterías semejantes. La sangre latinoamericana que se derrame no puede ser exclusivamente cubana; aquí, lo que sobra es gente dispuesta a morir; así que, los que aspiren a ser héroes, que se dispongan a repetir la gesta cubana en la tierra donde nacieron, y no vicariamente mediante adhesiones líricas.

Hay otro problema que quiero mencionarle: el de los intelectuales argentinos que, como usted, no pertenece a los grupos que han tenido siempre montada su maquinaria de difusión y propaganda. Cuando llegué aquí me encontré con que en “Lunes de revolución”, el semanario literario del orégano del Movimiento 26 de julio, en todos sus números se comentaba la obra de González Lanuza, Victoria Ocampo, Peyrou, Borges, etc. El único escritor no perteneciente a ese círculo que se conocía era Martínez Estrada, que el año pasado ganó por concurso de la “Casa de las Américas”. Sobre esto hable con los compañeros de aquí, y en los grupos realmente revolucionarios hice conocer el nombre y la obra de tantos intelectuales argentinos que están con nuestro pueblo y no con sus élites expoliadoras. por una verdadera coincidencia encontré, en una biblioteca particular, un ejemplar de “Imperialismo y cultura”, que hice circular hasta que le perdí la pista y alguien se quedó con él. Pero lo importante es que aquí se conozca la obra de ustedes. Algunos episodios ocurridos antes del 26 de julio impidieron que se llevase adelante el plan, ya aprobado, de invitar a una serie de personalidades argentinas entre las cuales estaba usted, Pepe Rosa, Trípoli, Reinaldo Frigerio, Fermín Chávez, etc. pero es preciso que mis esfuerzos de aquí se complementen allí, porque siempre hay los snobs que tienen contacto con el grupo Sur o creen que en él se agota la intelectualidad argentina.

Por vía del Ministerio de Relaciones Exteriores se ha pedido una serie de libros argentinos que yo indiqué. Pero, por si algo falla o algunos de esos libros no son obtenibles fácilmente, le rugo que ustedes tomen medidas para que lleguen las publicaciones de esos escritores. Usted, Trípoli, Fermín, etc, deben tomar contacto con gente del gobierno cubano; no conozco al agregado cultural en buenos Aires, pero el de Montevideo está la Señora Dysis Guira (espoisa de Latendorf) por medio de la cual deberían tomar contacto y hacer llegar información el movimiento intelectual progresista.

Aparte de ello, creo que deberían enviarse algunos libros fundamentales a “Casa de las Américas”, -calle G y 3ª., Vedado, Habana-, a la Imprenta Nacional (Prado 533, Piso 40), dirigidos a Guillermo Lorentzen) y a “Lunes de Revolución” (general Suárez, entre Avesterán y Calzada de Rncho Boyerca, La Habana: dirigida a Guillermo Cabrera Infante). Uds. verán la forma de que lleguen por vía más barata, pero estando aquí, serán leídas y comentados.

La “Casa de las Américas” ha abierto un concurso –cuyas condiciones deben tener las Embajadas de Cuba- que tal vez sería interesante para algunos de ustedes. Volviendo al envío de libros: si eligen una vía que no demore mucho, pueden hacérmelos llegar a mí (Hotel Riviera, La Habana) que yo me encargaría de distribuirlos convenientemente.

Y ahora un pedido personal. Estoy escribiendo sobre Cuba, y sigo escribiendo uno sobre Argentina. Necesito, para mis estudios, tener “Imperialismo y Cultura”, y también un ejemplar de un libro que, según he leído en alguna parte, usted acaba de publicar[4] . se los he pedido a Tristán, pero no sería extraño que encuentre dificultades para conseguirlos. ¿Sería usted tan amable en conseguírmelos? Creo que si usted se los hace llegar a algunos compañeros de Montevideo, Tristán o López Forastier, con encargo de que me lo envíen urgentemente, yo podría tenerlos cuanto antes, y eso me sería muy útil porque aquí doy conferencias y escribo artículos continuamente y necesito material.

Bueno, estimado amigo. Tendría muchas cosas que decirle, pero deseo que esta carta salga hoy mismo. Le reitero mi fundamental optimismo, pese a todo cuanto parece interponerse en nuestro triunfo: en eso coincidimos, porque vemos el proceso en profundidad y no nos dejamos por lo episódico. Todo el país esta viviendo en la mistificación: los ucris hablan de “liberación”; los radicales del pueblo, de “antiimperialismo”; los militares, de “democracia”, y los demás partidos y partiditos no escapan a esta confusión, en parte producto de la demagogia y la mala fe, pero también debida, en apreciable medida, a un desorden mental que acompaña al desorden político-social. por encima de los altibajos de la acción popular, hay que mantener una línea bien clara de pensamiento, porque hacia ella confluirán, eventualmente, y antes de lo que podremos comprobar que esta vanguardia ideológica no está perdida en las brumas de la utopía, sino directamente al frente de las masas, indicando una ruta que pronto será clara para todos.

Mi esposa me pide lo salude muy especialmente. Lo abraza afectuosamente.


J.W.C

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[1] Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical: nucleamiento de los sindicatos comunistas argentinos.
[2] Sociedad Interamericana de Prensa.
[3] Rómulo Bentancourt, presidente de Venezuela (1959-1964)
[4] “La formación de la conciencia nacional”, Juan José Hernández Arregui.
John William Cooke, (2009), Artículos periodísticos, reportajes, Cartas, Tomo III, Colihue, Buenos Aires.