viernes, 15 de junio de 2012

De Primera Ciudadana a Matriarca


Tiene razón Beatriz Sarlo. El estilo de liderazgo político en Cristina confunde vida privada y vida política. En realidad, no es una confusión, sino un estilo de vida diferente a las concepciones universalistas de matriz liberal que divide tajantemente entre sociedad civil, el individuo racional y Estado. Existen otras forma de entender la realidad política a excepción de la liberal republicana de matriz europea.



Toda forma que irrumpe que una normalidad es sindicatura de entender una nueva forma de participación política. No es solo la palabra, sino el sentido de lo simbólico que da entidad a lo político. Estado, en un liberal, no tiene el mismo sentido que Estado en un conservador. Alguna vez, en pleno apogeo del liberalismo, Robert Filmer escribió una obra política que funcionó como contrapeso político al universalismo individualizante de matriz cartesiana-hobbesiana. “El Patriarca”, obra política que trasporta en ámbito del varón, padre de familia a garante del Estado.


De matriz liberal, la división entre esfera de lo publico y esfera de lo privado tuvo su contra-cara en el conflicto renacentista entre una forma de vida familiar y la forma de vida social. La primera, al ámbito de lo “privado”, el segundo, de lo publico. Como sostiene Hegel, una forma de vida había envejecido. El individuo moderno racional se había realizado en la realidad. Es así que la familia quedó relegada a la oscuridad y al sentimiento.


Ese antagonismo fue el ultimo gran escollo que el liberalismo tuvo como contrincante. Una vez creado el Estado moderno, con su burocracia, ejército y gobierno legal, el Estado sirvió como garante de la sociedad civil: ámbito de desarrollo del individuo a través de las relaciones de necesidades económicas.


Pero este desarrollo quedó plasmado en las distintas formas de participación social en el capital general de la nueva forma de organización económica. Es así que la economía social, (y por ende, el Estado neutral) quedó organizada en una crucial división sexual del trabajo. El hombre racional, quedó cristalizado en el ámbito social y político, en cambio, la mujer quedó plasmada en el ámbito familiar.


Es así que toda división entre ámbito familiar y ámbito político, vida privada y vida social, quedó dividida en la división sexual del trabajo. El patriarca, el pater familias, como organizador del Estado quedó en el olvido. Un nuevo olvido de la historia.


La cultura patriarcal de racionalismo universalizante del liberalismo está cargado de esta dicotomía social entre vida privada y vida social. Pensemos en los dramas burgueses del siglo XIX. El Patriarca del siglo XVII quedó reducido al empresario-político del siglo XIX y XIX..


Pero la historia se repite en una etapa superior. Tesis hegeliana por excelencia. Todo vuelve pero de forma destina. En los últimos años han surgido liderazgos políticos de mujeres que han sabido entender esta dicotomía entre vida social privada y vida política. Cristina es una de ellas. Supo dar sentido a esta forma patriarcal de entender la vida familiar en el ámbito de lo político a través de un liderazgo carismático femenino. Cristina tiene todos esos elementos que uno puede denominar Matriarcalismo. Liderazgo entendido como protección responsable de la casa (el estado) y de los hijos (ciudadanos).


Critina entendió en un principio el liderazgo al estilo republicano de una mujer liberal. Cristina no era primera dama, sino primera ciudadana. Este tipo de comunicación hizo crisis en un país de tradición poco liberal. En una segunda etapa, Cristina ya no presenta como primera ciudadana, sino primera madre. Su estilo de liderazgo (estratégico o no, no importa) combina la vida intima familiar con el rol de estadista que la historia le otorgó. Es un nuevo estilo de liderazgo político. La madre argentina en rol de protectora de sus hijos, es decir, de nosotros.

De Primera Ciudadana a Madre de todos los argentinos.

2 comentarios:

Charlie Boyle dijo...

Interesan lo que dice.
sin embargo si esto es así como Ud dice, dekaría huérfana de matriz elemental a Cristina. Cristina desciende de Cristina, no de una historia tribal, matricial, lo que le da a Sarlo la rezón por otros medios.
Para que Cristina No sea una matriz que se genera a sí misma, como dice sarlo, debería, por ejemplo descender de Mares o Abuelas, que sí son matriarcalismos genuinos (y con mucha prole).
En ese punto Sarlo tiene Razón, y su razonamiento (bien rumbeado), comienza a hacer agua

Goliardo dijo...

gracias por el com, saludos