Con la llegada de Hugo Chávez a la argentina, resucitan como fénix en la verba del caribeño, San Martín, Bolivar, Artigas. Por el contrario, cuando la pregunta es pueril e insignificante, brotan de los labios de Cristina, Hegel, Marx, Jauretche y Juan Perón. En la conferencia de prensa de hoy, Cristina dijo:
“Sucede que muchas veces cuando se analiza desde un determinado corsé ideológico no se tiende a notar los matices y las diferencias que hay en cada uno de los instrumentos o soluciones que tiene el Estado. Nosotros en ese sentido somos muy jauretcheanos, nunca pretendemos acomodar la cabeza al sombrero, nos resulta más fácil, siempre ha resultado más fácil, acomodar el sombrero a la cabeza. Esto no siempre resulta así y muchas veces desde nuestras antípodas a cómo debe organizarse el Estado y la sociedad se hace más ideología que la que normalmente se nos adjudica a nosotros, porque precisamente han sido los inventores de acomodar la cabeza para el sombrero. Gracias.”
Cuando escuché estas palabras, me acordé de un texto del joven Marx: “Miseria de la filosofía”, donde el joven filósofo analiza y arrasa con el pensamiento del anarco-burgués Pedro José Proudhom. Cito:
“Si el ingles transforma los hombres en sombreros, el alemán transforma los sombreros en ideas. El inglés es Ricardo, banquero rico y distinguido economista; el alemán es Hegel, un simple profesor de filosofía de la Universidad de Berlín.”
Siempre recordé esta analogía de Marx sobre Hegel y Ricardo. Hoy me entero que Hegel trabajó de profesor con cama adentro, es decir, de servicio doméstico. Comenta Abraham sobre Hegel en un reciente artículo:
“Trabajó como maestro particular con cama adentro. No compartía la mesa de sus amos. Las familias que lo contrataban para dar clases de cultura general no eran de la nobleza sino de una burguesía comercial enriquecida. Soñaba con tener cuarto propio. Vivía esa situación con humillación, aunque no tanta como su amigo Schelling. El otro del terceto, Hölderlin, enloqueció y partió joven al exilio interior.”
Hegel fue sirviente, siervo, esclavo de un amo. El joven que enseñó a la humanidad la dialéctica de la autoconciencia, el movimiento dialéctico del señorío y la servidumbre, fue empleado de una familia burguesa, y pensando en la primera etapa de la burguesía industrial, seguramente, cobraba dos mangos la hora por enseñar (con suerte), la deducción trascendental de las categorías de Kant.
“Sucede que muchas veces cuando se analiza desde un determinado corsé ideológico no se tiende a notar los matices y las diferencias que hay en cada uno de los instrumentos o soluciones que tiene el Estado. Nosotros en ese sentido somos muy jauretcheanos, nunca pretendemos acomodar la cabeza al sombrero, nos resulta más fácil, siempre ha resultado más fácil, acomodar el sombrero a la cabeza. Esto no siempre resulta así y muchas veces desde nuestras antípodas a cómo debe organizarse el Estado y la sociedad se hace más ideología que la que normalmente se nos adjudica a nosotros, porque precisamente han sido los inventores de acomodar la cabeza para el sombrero. Gracias.”
Cuando escuché estas palabras, me acordé de un texto del joven Marx: “Miseria de la filosofía”, donde el joven filósofo analiza y arrasa con el pensamiento del anarco-burgués Pedro José Proudhom. Cito:
“Si el ingles transforma los hombres en sombreros, el alemán transforma los sombreros en ideas. El inglés es Ricardo, banquero rico y distinguido economista; el alemán es Hegel, un simple profesor de filosofía de la Universidad de Berlín.”
Siempre recordé esta analogía de Marx sobre Hegel y Ricardo. Hoy me entero que Hegel trabajó de profesor con cama adentro, es decir, de servicio doméstico. Comenta Abraham sobre Hegel en un reciente artículo:
“Trabajó como maestro particular con cama adentro. No compartía la mesa de sus amos. Las familias que lo contrataban para dar clases de cultura general no eran de la nobleza sino de una burguesía comercial enriquecida. Soñaba con tener cuarto propio. Vivía esa situación con humillación, aunque no tanta como su amigo Schelling. El otro del terceto, Hölderlin, enloqueció y partió joven al exilio interior.”
Hegel fue sirviente, siervo, esclavo de un amo. El joven que enseñó a la humanidad la dialéctica de la autoconciencia, el movimiento dialéctico del señorío y la servidumbre, fue empleado de una familia burguesa, y pensando en la primera etapa de la burguesía industrial, seguramente, cobraba dos mangos la hora por enseñar (con suerte), la deducción trascendental de las categorías de Kant.
No sé en qué texto de Jauretche está la referencia que hace Cristina. Quizá es otra de las citas encubiertas, como “El 18 Brumario de Hugo Biolcatti”. Dice Abraham que Cristina dijo en un congreso de filosofía que era hegeliana. Hegeliana y peronista (agrego yo).
2 comentarios:
Lo mejor fue ver y escuchar a Hugo Chávez leyendo citas de un libro de Perón que le había regalado el chofer que le asigna la custodia argentina.
¡Que lindos datos! Casualidad, justo por estos días intento andar por "La Fenomenología del Espíritú" y ando a los tropezones.
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