viernes, 26 de noviembre de 2010

La Princesa



Las mujeres en el gobierno siempre generaron más odios que los hombres. En los últimos sucesos de coyuntura política, CRISTINA -después de perder al compañero de su vida-, tuvo una rápida y significante oposición de mujeres. La operación política contra el gobierno tuvo muñidas a mujeres de distinta tendencias políticas, confraternadas en una anti-posición deliberadamente fuera de sí. En ese mejunje había cristianas liberales, católicas, evangelistas, pragmáticas “barras bravas” del conurbano, sureñas desconocidas, saltarinas partidarias derechosas. Es notable que inmediatamente a la muerte del Marido de Cristina hayan sido mujeres -deseosas de hacer leña del falo caído- las que, sin dudar un segundo y sin ningún tipo de análisis de estrategia en la nueva coyuntura política, hayan desembarcado en semejante pantomima política. El circo de estas mujeres, acompañadas de volubles machos de pacotilla, fue dantesco. ¿Qué les habrá pasado por la cabeza a estas mujeres de la anti-posición? ¿Será que consideran al Hombre como naturalmente tenedor de Poder político y desde esa lógica patriarcal, muerto el Hombre, consideraron que existía un vacío de Poder, y con esto, se lanzaron temerariamente a ocupar ese espacio vacío? ¿No calcularon estratégicamente el costo político de lanzarse al acecho sobre una mujer recientemente viuda, en un momento donde la sociedad -por su mismo machismo y sin mala intención-, contempla compungidamente el deceso del ex presidente y deposita en Cristina toda su conmiseración?

Uno de los consejos maquiavelicos decía que un príncipe debe evitar des aborrecido. Y sostenía esta máxima:

Un príncipe cae en el menosprecio cuando pasa por variable, ligero, afeminado, pusilánime e irresoluto. Ponga, pues, sumo cuidado en preservarse de semejante reputación como de un escollo, e ingéniese para que en sus actos se advierta constancia, gravedad, virilidad, valentía y decisión.”(Príncipe, cap XIX)

¿Es posible en el liderazgo de una mujer evitar ser aborrecible cuando las cualidades inherentes para el liderazgo son esencialmente “masculinos”?

La figura del centauro maquiavelico tiene el secreto a esta cuatión.

¿Qué es un centauro? Los viejos poetas explicaron una teoría política en sus inspiraciones. Los grandes guerreros, héroes, en su mayoría, fueron educados por Centauros. Estos seres tenían una doble naturaleza, era mitad hombres y mitad animales. Esto significa que un príncipe debe actuar con las dos condiciones, fuerza y ley, es decir, violencia legitima. Inclusive, agrega Maquiavelo sarcásticamente que dentro de la animalidad hay que ser zorro y león; zorro para esquivar las trampas, y león para espantar a los lobos.

Un príncipe debe actuar con la doble naturaleza del centauro y una Princesa debe actuar con la doble naturaleza de una centáuride. Por suerte esta figura mítica -que tan gratamente inspiró a maquiavelo- tenía su femenino; y si no existía había que inventarlo.

Una Princesa no puede evitar ser odiada. Debe por lo tanto procurar ser amada, y en especial, amada por su pueblo. Amada y temida. Recordemos que Maquiavelo era un republicano. Los últimos sucesos sumaron en el liderazgo político de Cristina un elemento nuevo en el tipo de legitimidad que sustentaba su gobierno. Al tipo de legitimidad legal se le sumó el lazo sentimental, pasional, irracional de la Princesa con su Pueblo. Cristina ahora es Amada por gran parte del Pueblo. Cristina está actuando como una verdadera princesa maquiavélica. Los últimos discursos en la UIA son ejemplo de esta capacidad centauririca del liderazgo. Los nobles deben temer a una Princesa. Maquiavelo lo expresa así:

Los príncipes sabios [o Princesas sabias] y los Estados bien ordenados cuidaron siempre tanto de contentar al pueblo como de no descontentar a los nobles hasta el punto de reducirlos a la desesperación.”

Maquiavelo, impecable.

[p.d. Agregado de puro bagual

La teoría política le debe un análisis serio sobre los liderazgos políticos conducidos por mujeres. En la historia política, ellas fueron grandes estadistas, grandes estrategas en el la guerra, guerrilleras, partisanas. La revolución Mexicana las encontró codo a codo con sus maridos campesinos peleando por su tierra y su historia. Subalterna del subalterno. Esto escribí hace tiempo en relación a las mujeres como símbolo del machismo. El caso de Lucrecia en el origen de la Republica Romana:

La violación de Lucrecia y el posterior suicidio de la ultrajada fueron el fin de la monarquía y el origen de la Republica Popular Romana. Es un elemento trágico poco atendido en la historia de la filosofía política, Maquiavelo culpaba a las mujeres en la desestabilización de los Estados, y es raro, porque él promovía el conflicto como motor y establecimiento de los estados. Hegel Decía que la venganza privada tenía dos acepciones, una de ella generaba los Estados: la venganza de los Héroes. En éste caso, es una heroína que toma venganza privada y se quita la vida. En el fondo ella se culpa por eso se quita la vida. Ella es hija de la historia, hija del pecado y la culpa de la manzana mordida. Es el destino trágico de las heroínas. Los Héroes generan los estados, pero las heroínas generan las Repúblicas.]


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