La niña irrumpe en el protocolo constitucional de la República. Ella se dirige sin ninguna traba a saludar a una mujer de negro. No hay vallas, pero hay un mundo de formas que separan a unos y otros. La niña no lo sabe y es bueno que no lo sepa. Ya vendrán los tiempos en donde deberá respetar esas estulticias. Porque la niña esta para eso, para hacernos acordar que el mundo depende de un montón de formas que no tienen sentido concreto en los inmediato. Es decir, la niña no atiende a un montón de formas estúpidas que el poder necesita para legitimarse. La niña no entiende de misas, Tedeums, sermones, fotos y demás estupideces que nosotros los mayores respetamos como las misma autoridad. Algún día la niña crecerá. Seguramente, lo espero, en un país mas justo.
1 comentario:
Muy Bueno.
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