martes, 9 de febrero de 2010

Hegel y la adopción de negritos en Haití


Hace tiempo escribía un articulo: “Hegel y la revolución de negros en Haití”. El artículo quedó trunco, y con la promesa mentirosa de escribir la segunda parte, me sentía un partero de la historia rememorando la primera rebelión de negros esclavos exitosa de la modernidad. Hoy Haití cacheteó otra vez la historia, no como hecho revolucionario, sino como un hecho de la fatalidad. Hoy Haití es otra vez partera de la historia. Partera de una historia de chicos expropiados por la filantropía hipócrita. Como duele Haití.

Pero volviendo a Hegel y Haití. La tesis de la autora es más que interesante. Según una minuciosa investigación, el joven profesor de filosofía era un gran lector de diarios, y el periódico que cubría los sucesos de la Revolución Francesa se llamaba Minerva. (El libro de Susan Back-Morss consta de 100 páginas de investigación, aunque con las extensa citas de fuentes, la obra en sí se reduciría a la mitad. Pero a medida que se avanza en el libro, multiplicidad de disciplinas se entremezclan y lo que parecía una simple tesis histórica, se convierte en una fuente inagotable de temas aún no abordados.) dice Hegel sobre la lectura de diarios:

“Leer los diarios a la mañana constituye una especie de oración matutina secular. Unos orientan su actitud hacia Dios y en contra del mundo; otros hacia el mundo tal como es. Una cosa provee tanta seguridad como la otra, a la hora de saber en qué mundo habitamos.” (Susan Back-Morss , Hegel y Haití: la dialéctica amo-esclavo y una interpretación revolucionaria)

Evidentemente, en la actualidad no es así. Estoy seguro que si en la actualidad existiese una revolución de esclavos como la de Haití, no sería televisada o informada como la ya cubierta revolución haitiana por el diario Minerva. Hoy hay otros intereses.

En la lectura de diarios, Hegel se entera de que en un lugar del Caribe, esclavos se rebelaban y en una lucha a muerte, adquirían su libertad y autodeterminación. Estamos en el año 1804. antecedente histórico inmediato de la Fenomenología del espíritu, escrita entre 1805-1806. Pero antes de seguir, es necesario tener un concepto sobre la dialéctica Amo-Esclavo de Hegel. Síntesis apretujada:

El hombre ante todo es deseo. Este es un lugar común en la historia de la filosofía. Pasando por el Eros de Platón, conatus en Spinoza etc. Pero sigamos. El hombre apetece cosas, pero esto es compartido con los animales. El hombre desea cosas, pero también desea deseo, es decir “reconocimiento”. Desear el deseo es desear el deseo de “otros”. Esto origina la lucha por el reconocimiento. En esta lucha por el deseo de reconocimiento, algunos temen más que otros, es decir, el temor es más fuerte que el deseo de reconocimiento. Aquel que en su deseo de reconocimiento se sobrepone al temor de morir, esa conciencia deviene en Amo. La otra conciencia por la cual, el temor es más fuerte que el deseo de reconocimiento, esa conciencia deviene en Esclavo. De esta relación de dominación, el Esclavo es el que produce la cultura. El Amo tiene una relación con la cosa mediada por el trabajo del Esclavo, mientras que “el siervo, como autoconciencia en general, se relaciona de un modo negativo con la cosa, la supera” [Hegel, Fenomenología, 2007, pag 118]. El esclavo supera la cosa, la niega, la transforma; el Esclavo hace la cultura.

¿Qué pasaba en Saint Domingue y Haití?

La isla de Haití y Santo domingo, constaba en el siglo xvviii de 300.000 esclavos negros, y una minoría 12.000 amos blancos. A finales del siglo, y con el ferviente proceso revolucionario en Francia, el esclavo François Dominique Toussaint-Louverture, educado por el humanitario amo Baillon de Libertat, y el esclavo Jean-Jacques Dessalines, desatan un proceso emancipador. Era la primera vez que esclavos negros se rebelaban contra sus amos blancos. El concepto de libertad de la filosofía política del iluminismo, estaba muy ligada a lo económico y a la opresión política por parte de la monarquía con la burguesía. La “libertad” era la metáfora política más bella de la época, pero, como dice Hegel, la filosofía llega siempre tarde. Llegada la libertad burguesa, se institucionaliza la esclavitud aristotélica.

Locke era liberal en todo sentido, por eso era accionista en una empresa esclavista. Rousseau decía que “el hombre nace libre y sin embargo vive encadenado” El hombrecito de la montaña no se había enterado que había hombres que nacían y morían esclavos.. Montesquieu dice en “Del espíritu de las leyes” sobre los esclavos negros:

“El azúcar sería demasiado cara si no se emplearan esclavos en el trabajo que requiere el cultivo de la planta que lo produce. Estos seres de quienes hablamos son negros de pies a la cabeza y tienen una nariz tan aplastada que es casi imposible compadecerse de ellos. (...) Es imposible suponer que estas gentes sean hombres, porque si los creyésemos hombres se empezaría a creer que nosotros no somos cristianos.” (III, libro XV, V)

Cuanta razón tenia Marx cuando decía que un economista como Ricardo hace de hombres, sombreros, mientras que Hegel, hace de hombres y sombreros, ideas. Montesquieu expresa en un párrafo, el conflicto, la lucha por el reconocimiento en la dialéctica amo-esclavo en Hegel. Si los reconocemos hombres, entonces nosotros Amos, seremos Esclavos de los Esclavos, y pagaremos el azúcar más cara.

¿Qué tiene que ver esto, con la adopción de negritos haitianos?

Toda la fundamentación de Hegel y Haití, parte del análisis de la esclavitud, y su relación con la domesticación de esclavos. A finales del siglo XVII, estaba de moda retratarse con esclavos negros (negritos), en posiciones de señorío y servidumbre:


Esta lamentable moda, hoy, es actual. Después de que dos actores –muy rubios, muy lindos ellos-, adoptaran un chico huérfano camboyano, la nueva estética solidaria-caritativa cunde por cualquier mente perversa. Una modelo argentina manifestó hace tiempo querer adoptar un negrito. Hoy se roban chicos en Haití para adoptar (con suerte), en algunos casos, y en otros ni me animo a pensar. Creo que todo esto se reduce reduce a los conceptos de solidaridad y caridad. Éste último se reduce a una cuestión jerárquica, similar a la Sociedad de beneficencia argentina (los niños pobres eran exhibidos con un cartel que decía “Niño débil), la solidaridad, en cambio es horizontal, de reconocimiento reciproco como interlocutor.



Dejo libre pensar estos conceptos para cualquier interpretación.

1 comentario:

Goliardo dijo...

este texto no ha caído bien, me parece!