martes, 9 de septiembre de 2008

Ontología nacional: el “Gaucho sojero”



Breve introducción.

En los albores del bicentenario y en la particularidad del surgimiento de un nuevo “ser nacional”, es necesario traer de los tiempos viejos la búsqueda de una nueva “ontología nacional”. Así como Sarmiento, José Hernández, Leopoldo Lugones, Martínez Estrada, Jauretche, y Atahualpa Yupanqui, y desde sus exquisitas plumas –cada uno desde su lugar y con su estilo propio- generaron su propia concepción metafísica-política y social del habitante de la pampa argentina, es necesario reorganizar distintas concepciones.

Es conocida aquella vieja concepción de Sarmiento en la cual el “gaucho” era un ser casi en estado natural, feroz y libertario. Pero también Sarmiento reconoce al gaucho sus características y cómo fue muy importante por su condición de “sabedor” en la lucha por la independencia. La obra mas importante para desarrollar este tema, la podemos encontrar en “La Guerra Gaucha” de Leopoldo Lugones. Es notable –comenta Sarmiento- la cosmovisión geográfica del gaucho rastreador y baqueano. El primero puede determinar casi con exactitud huellas, caminos, pasos de animales y hombres, puede establecer cuantos animales, cuantos hombres, o cuanto tiempo lleva la huella, y en qué dirección apuntan los rastros. El baqueano puede determinar con precisión cualquier lugar o punto de destino. “Si el baqueano lo es de la Pampa, donde no hay caminos para atravesarla, y un pasajero le pide que lo lleve a un paraje distante cincuenta leguas, el baqueano no se para un momento, reconoce el horizonte, examina el suelo, clava la vista en un punto y se echa a galopear con la rectitud de una flecha…galopando día y noche llega al lugar designado”. (1) Otro tipo es el “gaucho malo”, y según Sarmiento es un salvaje blanco, un divorciado de la sociedad, un ladrón de ganado y de niñas. “A veces se presenta a la puerta de un baile campestre con una muchacha que ha robado; entra al baile con su pareja, confúndese en las mudanzas del cielito y desaparece sin que nadie se aperciba de esto” (2). Hay que explicarle al señor Sarmiento que esta es la forma amorosa de relacionarse que tenían los gauchos, seguramente la madre de la niña robada tuvo igual suerte. Un elemento importante en el gaucho –y en especial al malo- es el cuchillo. Según Martínez Estrada, el cuchillo no es parte de la vestimenta, sino parte intima del gaucho, por eso se lleva escondido entre la ropa, y es comparable al pene masculino, no solo por la forma fálica, sino también por su función. El facón –viejo sable patriótico rebajado a cuchillo- “exige el recado del falo, al que se parece por similitudes que cien cuentos obscenos pregonan; quien muestra el cuchillo sin necesidad es un indecoroso”. (3) Otra variante del gaucho de la pampa es el “gaucho cantor” en la figura emblemática de “El payador”. En el centenario de la patria, Lugones dio un par de conferencias, a lo que luego tituló “El Payador”. En estas conferencias Lugones analiza el Martín Fierro y lo decreta, “poema nacional”, y relaciona al origen del payador a una tradición épica, al igual que los trovadores y goliardos medievales. “Martín Fierro es un campeón del derecho que le han arrebatado; el “campeador” del ciclo heroico que las leyendas españolas inmortalizaron siete u ocho siglos antes; un paladín al cual no falta ni bello episodio de la mujer afligida cuya salvación efectúa peleando con el indio bravo y haciendo gala del mas noble desinterés.” (4) No sé cuanto de heroísmo hay en esta actuación, lo que si significó, es la utilización interpretativa de un personaje literario, para ocultar relaciones sociales injustas, y la utilización estética de una cultura tradicional, en la conformación “mítica” de un “ser nacional”. Todo esto es muy discutible, hay varias interpretaciones, y no es motivo de este artículo. La cuestión es que la figura de “El Payador” de Lugones, personaje mítico, es reinterpretado por la historia, en “El Payador Perseguido” de don Atahualpa Yupanqui. Con Atahualpa, el canto vuelve a hablar de la injusticia, de las penas, de la historia y de las protestas del gaucho argentino. “El payador” de Lugones esconde la metamorfosis sufrida del gaucho Martin Fierro a “Peón de estancia”. Lo que en José Hernández es canto de rebelión, denuncia e injusticia por parte del gobierno, en Atahualpa Yupanqui es queja, pena angustia y rebelión del peón en relación a la explotación por parte del patrón o crítica social al gobierno.

“Y no canto a los tiranos ni por orden del patrón. El pillo y el trapalón que se arreglen por su lado con payadores comprados y cantores de salón.” (5)

Del viejo Vizcacha a Alfredo De Angelis



Pero otra variable del gaucho, es el “viejo Vizcacha”. Un personaje muy particular que aparece en la Vuelta, y según Martínez Estrada, es la contrapartida de Martín Fierro. Si éste último es la reacción, el viejo Vizcacha es la adecuación frente a la sociedad civil. El Vizcacha es viejo pillo, tramposo, ladrón que vive rodeado de perros, “es un antiguo de los que ya quedan pocos” dice José Hernández (6). Martínez dice: “es un genio en bruto, más cerca de Diógenes y de Crates, que del hombre correcto, mutilado y ordinario”(7). El viejo Vizcacha expresaba su sabiduría a través de consejos dirigidos a un hijo de Martín Fierro. Son memorables las lecciones –inclusive son más recordadas que los de Martin Fierro-, llenos de malicia, conveniencia, es una especie de filosofía utilitarista amoral, en el cual, cualquier acto que llene la panza es válido para la vida. Pero antes de avanzar en estos, es necesario buscar algunas características para ubicarnos en la actualidad.
Desde sus orígenes, mucho ha cambiado la Republica Argentina y múltiples cambios afectan las características de su población. De gaucho a peón de estancia, de campesino a cabecita negra, y de cabecita negra a obrero industrial, de obrero industrial deviene en desocupado, de desocupado a piquetero, y de piquetero –de a poco- a obrero industrial otra vez. Muchas familias campesinas del norte sufrieron la marginación, y devinieron en agrupaciones o Frentes Campesinos, quizá herederos directos de la ética de rebelión de José Hernández. Así como la marginalidad agro-exportadora arrasó con las poblaciones criollas de la pampa y del norte argentino, con la misma ideología agro-exportadora, la soja desaloja a las familias campesinas. “Los Hijos de Fierro” son esos paisanos que fueron desalojados por las vacas en el año treinta. El gaucho peón carece de sindicatos, ya no hay caudillos, sino elites oligárquicas, por eso surgen las agrupaciones sociales campesinas. En la pampa ya no hay vacas, ahora hay soja, por lo tanto ya no hay gauchos baqueanos o rastreadores, sino “gauchos sojeros”. Esta nueva ontología puede rastrearse en la figura del viejo vizcacha. La metamorfosis es del “viejo vizcacha” a “Alfredo de Angelis”.

La metempsicosis más importante es aquella que desciende del gaucho clásico argentino, pero con la particularidad ética del viejo vizcacha, estos son lo “gauchos sojeros”. Y el ejemplo más paradigmático de este nuevo “ser nacional”, esta representado por los “gauchos sojeros” de Federación Agraria: Eduardo Buzzi y su compadrito escudero, el paradigmático Alfredo De Angelis. Toda esta nueva ontología es herencia directa de esa moral vizcachesca, una ética dirigida a conservar los bienes sin ningún prejuicio moral o ético, todo vale, cualquier acción es válida; cortar rutas, palotear, mentir, injuriar, destituir o juntarse con lo peor de la política, la promiscuidad partidaria (desde Vilma Ripol y Lozano, pasando por Macri, Carrió, Duhalde, Biondini, Cobos y otros de la misma laya). Todas estas prácticas sociales, ya estaban en los consejos del Viejo vizcacha, y a continuación vamos a ver de que se trata.

El viejo aconsejaba al hijo de Fierro que nunca vaya a parar donde hay perros flacos, también que el primer deber del hombre es salvar el pellejo. Por eso se lo ve a Buzzi y De Angelis entreverado con La sociedad rural. El fundamento ético del Viejo vizcacha, es salvar el pellejo y conservar la vida a toda costa, y para este fin –aconsejaba el viejo-, es necesario actuar de determinada manera, adaptarse a toda situación, y utilizar cualquier medio para dicho fin: ser amigo del juez, (amistades con los periodistas de Clarín, Nelson Castro, Bonelli, Morales Solá y otros de igual densidad “gorila”). Otro consejo es tener en cuenta que el más soberbio cede en tiempos malos (“ganar o ganar”- decía Buzzi), no creer en lagrimas de mujer (rasgos de misoginia y discriminación de género, y esto queda claro cuando De Angelis manifiesta: “La presidenta está mál asesorada”). Otro consejo es no creer en la renguera del perro (desconfiar de las compensaciones), no afligirse aunque se desplome el mundo, ay que tener la memoria del burro que nunca olvida donde come (no hay que tener miedo al golpe, si eso sirve para conservar los bienes, está bien). Toda esta ética es muy actual, y se puede encontrar es esa entelequia nacional denominada “gaucho sojero”.

Consejo de Vizcacha:

“Los que no saben guardar
Son pobres aunque trabajen;
Nunca, por más que se atajen,
Se librarán del cimbrón
Al que nace barrigón
Es al ñudo que lo fajen”.(8)
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1 Domingo Faustino Sarmiento, Facundo, B. La Nación, 1999, pag 67.
2 Domingo Faustino Sarmiento, Facundo, B. La Nación, 1999, pag 69
3 Martínez Estrada, Radiografía de la Pampa, Losada, 2001, pag 48
4 Leopoldo Lugones, El Payador,. Ed centurión 1944, pag 226.
5 Atahualpa Yupanqui, El Payador Perseguido.
6 José Hernández, Martín Fierro, Biblioteca La Nación, pag 146
7 Ezequiel Martínez Estrada, Muerte y desfiguración de Martín Fierro. Ed, Vitebro, 2005. pag, 92
8 José Hernández, Martín Fierro, Biblioteca La Nación, pag. 153, vers. 2415-2420

4 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente!

lo levantamos

Anónimo dijo...

Excelente post, Goliardo!!! El gaucho desapareció hace rato, no así el bello ideal de franqueza, independencia y libertad que representa el gaucho a caballo. Y eso vive en nuestro pueblo y su cultura. Yo pienso como el Sr. Faustino (el Fausto goethiano era una especie de viejo vizcacha???) que el gaucho era libertario. Justo ayer leía un ensayo sobre anarquismo y cierto criollismo anárquico que floreció a ppios de siglo XX. Te transcribo algunos pasajes:
“¡Sí, muchacho, sí! ¡Los alambres son las rejas de la pampa!¡Es sobre ellos que se quiebra el destino de los gauchos! Meta fierro a los alambres” (R. González Pacheco, Las víboras -Teatro 1916)
En cuanto a los gringos antecesores de los Buzzi y Deangeli, su alma era otra que la de sus crías, como aparece en El Sembrador, del mismo autor:
“Yo soy uno de los tantos sembradores que recorren el mundo. Como yo no hay muchos. A través de las ciudades, los mares y los desiertos, cruzan mis compañeros tras los arados…Y aquí labran una chacra, allá sacan un periódico, y más lejos sobre un barco, flamean un verso. Obreros, apóstoles y poetas que se hacen duros, curtidos aguantadores de las todas las inclemencias y todas las intemperies. ¿Para qué? ¿Para acumular fortuna, señorear gloria o poder? ¡No…no! Para sembrar tán solo, sembrar aquello que más necesitan los hombres: fe en la vida, esperanza en la justicia, amor.” Luego muribundo proclama “…¡Pero mi arado queda en su tierra Don Santos (patrón asesino); en tu entraña Rosaura! Mi arado queda. Parece un barco que avanza.”
Para terminar otro autor Juan Crusao en su carta gaucha dice: “D’ellos (los gringos… de antes, claro) aprendí que los verdaderos gringos somos los pobres de cualquier nasión, y que los argentinos d’inorantes que somos los despresiamos. ¡Somos bárbaros los hijos d’esta tierra y atrasaos! Nos creemos saber todo y somos más redondos que argoll’elaso; no tenemos más que mala boca pa insultar y pa raírnos de lo que no sabemos. Y somos más desgrasiados q’ellos, porq’ellos siquiera se defienden de las picardías de los ricos y nosotros, ¡ni eso!”
Para mí el gaucho tenía pasta de anarquista; no quería patrón, abrazaba la autogestión, se unía a la causa de la libertad, antimilico, y le huía a la moral burguesa. Gracias al Estado y al alambrado poco quedó de él. Pero lo llevamos dentro, claro que sí.

Goliardo dijo...

Pericles, diga quién es, de dónde, o algo? muy lindo lo que escribió.

Anónimo dijo...

Soy patagónico, estoy en Bahía (ciudad alambrada y milica, si las hay) y me dedico a las ciencias duras, aunque cada vez con menos énfasis... No tengo blog ni nada parecido pero me gusta navegar la blogósfera. Al blog tuyo llegué hace poco desde AP y aunque no comparto la "creencia" peronista, comprendo el sentimento. Ta luego.

periclesVV@gmail.com