miércoles, 27 de enero de 2010

Carta de Cooke a Salvador Allende



Carta a Salvador Allende

Buenos Aires, 12/9/64


Dr Salvador Allende
Santiago, Chile

Mi querido amigo:

De más está que me extienda en explicaciones sobre la ansiedad con que estamos siguiendo los sucesos en Chile[1] y hasta qué grado nos identificamos con la suerte electoral que usted y las fuerzas que encabeza. Me limito a decirle que, a la solidaridad fervorosa que nos une a los revolucionarios de toda América, se agrega, en este caso, el coeficiente desafecto personal que mi esposa y yo sentimos por usted.

Si fuese oportunidad de emitir juicios mas o menos objetivos y panorámicos, destacaría que la forma en que se han polarizado las fuerzas para la lucha electoral es, de por sí, un triunfo de las corrientes revolucionaras de las que usted es bandera. Supongo que este juicio ya habrá sido emitido reiteradamente y, por otra parte, no es momento para ese tipo de balance, sino para la militancia, el fervor y la pasión del triunfo total, inmediato, concreto; así lo sentimos nosotros, con la misma vivencia que si estuviésemos también en el medio de la barahúnda de mítines, estandartes y oratorias: queremos que usted sea Presidente y que en el país hermano se realice la revolución autentica, no el pálido espectro que intenta duplicarla en la retórica y ofrece, simultáneamente, una alternativa a la reacción y un escape a quienes quieren correr la aventura revolucionaria sin exponer a riesgos, “cambiar las estructuras”, pero sin romper las que alienan al país y a sus hombres.

En fin: todos sabemos (nosotros y el enemigo) que en episodio electoral está comprometido el continente, que la victoria del FRAP[2] destruye esquemas pacientemente preparados y prescribe geopolíticas: es una patada al tablero del ajedrez panamericanistas y a sus piezas bien educaditas, que se mueven de acuerdo con reglas prefijadas.

Aquí se piensa que el incidente de Palena[3] -y la oposición “dura” que preconizan las Fuerzas Armadas- es una manera de mantener un conflicto que, eventualmente, podría ser aprovechado para algún plancito de los que inspirará el triunfo del FFRAP. La versión “oficial” –es decir, la que dan observadores, expertos y comentaristas de la prensa comercia- es que el asunto es a la inversa: que es desde Chile que se magnifica el incidente para sacarle dividendos electorales; algunos doctos han ido más allá y han expuesto la tesis rocambolesca de la izquierda chilena fomenta fricción para servirse de ella en caso de triunfo arrastrando, mediante la movilización patriótica, a todo el país, y descolocando a quiénes se oponen a la “comunización”.

Si por ellos fuera, nuestros militares serían capaces de prestarse a cualquier maniobra: las Fuerzas Armadas tienen una política internacional propia, occidental y cristiana, pentagonal, que imponen desde 1955 cualquiera sea el titular del Gobierno civil. Frondizi e Illia, ambos declaradamente discípulos de Yrigoyen (sobre todo Illia, que está congelado en la era yrigoyenista y habla como si se comunicara con el espíritu de Irigoyen todas las noches) han votado en la OEA como quieren los yanquis; Frondizi simulando algunas rebeldías, prontamente sofocadas por los medios castrenses, pero como forma de obtener concesiones económicas para su política de desarrollo en base a la ayuda exterior; Illia, que con su partido impuso a Frondizi su entreguismo y sumisión frente a E.E.U.U., se ha hecho lo mismo en Washington, aunque queriendo tapar los hechos con recursos de leguleyo provinciano que se abstiene pero vota, defiende la “autodeterminación”, pero la de México, Chile, Bolivia y Uruguay (Cuba parece que no tiene autodeterminación), que hace de mediador pera para tratar de meter a toas las ovejas en el redil, etc. Que América está alborotada lo prueban, precisamente, estas votaciones porque ahora consigue E.E.U.U. Las burguesías no tienen margen de maniobra y su populismo de corto aliento quedan para encendidos discursos de entrecasa.

Nuestras F.F.A.A. acaban de concluir un convenio con E.E.U.U. por el cual estos nos suministrarán, como regalos o préstamos, material de guerra; el gobierno afirma solemnemente que es un convenio tan maravilloso que todo eso es por pura solidaridad, sin contraprestación ni compromiso. Claro que en el texto del pacto se habla de “ayuda recíproca”, y n tengo mis dudas sobre la posibilidad de que sea la Argentina la que le suministre gratis o les preste armamentos a los norteamericanos.

Todo esto, sumado a la regimentación bajo la Junta Interamericana de Defensa y el turismo permanentemente de nuestro alto mando a los E.E.U.U, no le deja dudas en cuanto a la pérdida total de la conciencia nacional que en otras épocas, pese a todo, predominaba en el ejército. Sin embargo, tampoco la libertad d3e acción de nuestros heroicos guerreros es tanta que pueden meterse en cualquier plan y hacer cualquier cosa en cualquier momento. Desde 1955 ha muchas purgas y enfrentamientos internos que han minado su cohesión interna, no obstante que en el “occidentalismo cristiano” y el antiperonismo de discrepan. Pero el elenco que detenta los altos mandos es el producto de un equilibrio interno que cualquier suceso fuera de lo normal puede quebrar.

Además, tienen miedo, como toda nuestra clase dirigente. Ven “la conspiración comunista mundial” por todas partes, no solo por exageración propagandística, sino porque creen que están acechados por ese enemigo de mil cabezas. Como el régimen burgués ha ensayado desde 1955, todos los equipos técnicos, políticos desarrollista y planes libreempresista cepalero, etc., sin que la situación económica deje de deteriorarse permanentemente, comprenden que son las instituciones y las estructuras las que el pueblo cuestiona. el peronismo, que no ha conseguido arrebatarles el poder, no los deja tampoco gobernar en paz, hostiliza al sistema día a día, no solamente en los político, sino en las fabricas. A 9 años de la caída y del exilio de Perón, el peronismo no se ha desintegrado para integrarse en los partidos “tradicionales” –como ellos estaban seguro de que ocurriría- y aunque, por una serie de fallas que no es el caso enumerar, no se ha estructurado como un partido auténticamente revolucionario para la toma del poder, es un movimiento de rebeldía popular, que pelea en muchos frentes y que, dirigido por una burocracia reformista y pactista, tiene una potencialidad revolucionaria que aflora constantemente.

El reciente “Plan de Lucha” de la CGT[4] fue una demostración que puso los pelos de punta a nuestra burguesía. Miles y miles de obreros ocuparon los establecimientos industriales, detuvieron como rehenes o expulsaron a los patrones y gerentes y se hicieron cargo de la producción. La oligarquía comprendió que esa maniobra pacífica era un atentado muy trascendente al sacramento de la propiedad privada (también el embajador norteamericano comprendió esa peligrosidad) y pidió sangre y represión. Las Fuerzas Armadas, que están cansadas de que se les acuse de verdugos, se desentendieron y dijeron que solo saldrían de los cuarteles si el caos las obligaba. El gobierno, entre una represión cuyas consecuencias eran impredecibles y una actitud contemporizada, eligió esta ultima alternativa y se limitó a pasar los antecedentes y denuncias a la justicia. El Plan de Lucha está ahora en otra etapa, pero los obreros y patrones les ha quedado el sabor de esos días.

Completando este panorama, Perón ha anunciado, en todas formas, que vuelve antes de fin de año. Si hay condiciones para que regrese en tren de paz, mejor, pero regresará en cualquier condición. ¿Cómo impedirlo? Y aunque le proporcionasen condiciones para que venga como “pacificador”, nadie ignora que su presencia desatará procesos populares que pueden llegar a cualquier límite, ya que la clase trabajadora está organizada, está fogueada en los años de lucha y sufre las consecuencias del desastre económico.

Todo esto se lo expongo para transmitirle mi impresión de que, ni son exactas las novelitas rosas de una reacción popular incontenible en defensa de un gobierno popular chileno, ni tampoco puede aceptarse que nuestras F.F.A.A. se entreguen a los jueguitos demasiado arriesgados. Ya hablaremos de eso nuevamente.

El amigo que le lleva esta carta es de toda confianza, y con él puede transmitirme cualquier cosa que desee. Me hubiera gustado ir para allá para colaborar en lo que pueda y como curioso. Pero mi situación procesal en Chile me lo impide: todavía tengo abierto el proceso por haberme fugado de allí con pasaporte falso y es u delito grave que no se ha prescripto. en cambio Alicia, cuyo proceso si está cerrado, irá a pasar con ustedes la ultima semana de la campaña, junto con la delegación del FRAP formada por los residentes chilenos en la Argentina.

Dicha agrupación que integra Margarita Aguirre, tomó contacto conmigo para vincularse a las fuerzas populares, y les prestamos toda la colaboración posible: contactos con sindicatos y grupos peronistas, publicaciones en periódicos del Movimiento, entrevistas con los dirigentes sindicales conocidos (Framini, Olmos, Vásquez, etc).En fin, no pudimos prestar la colaboración que hubiésemos deseado y que, con más tiempo, hubiésemos organizado y, para peor, hace pocos meses que he regresado al país, y Alicia solo dos meses, así que mis actividades presentes no son de las que requieren mantener excesivos contactos con las direcciones peronistas (Alicia le explicará lo que estamos haciendo). De cualquier manera, les fuimos útiles a los compañeros chilenos en la medida de las condiciones existentes.

Si el loquero del final de campaña y elecciones lo permite, convendría que converse con Alicia cuando ella vaya junto con la FRAP que residen aquí.

Hago votos por el triunfo y le ratifico las seguridades de mi solidaridad –que es la de muchísimos compañeros que en todo el país actúan conmigo- y de mi invariable amistad. Lo abraza.

JOHN W. COOKE

[1] Se refiere a las elecciones chilenas de 4 de septiembre de 1964, en las que Salvador Allende era candidato a presidente. Finalmente, Eduardo Frei (Democracia Cristiana) obtuvo el 56.9% de los votos, en tanto que Salvador Allende logró el 38% del total.
[2] Frente De Acción Popular. Alianza entre el partido socialista Popular, el partido Socialista de Chile y el Partido Comunista, que llevaba a Allende como candidato a presidente.
[3] Conflicto limítrofe entre Argentina y Chile en la zona del lago Vintter/Palena, en la provincia de Chubut, resuelto en 1966.
[4] Se refiere a la segunda etapa del Plan de Lucha de la CGT aplicado entre junio y julio de 1964. el plan consistió en la ocupación planificada de fábricas. las ocupaciones demostraron el grado de disciplina alcanzada por el aparato sindical. según la CGT, fueron ocupados 11.000 establecimientos con la participación de 3.900.000 obreros. ver “James, D., Resistencia e integración: el peronismo y la clase trabajadora argentina: 1945-1976, Buenos AIRES, Siglo XXI, 2005, 2ª EDICIÓN, P. 224.


John William Cooke, Artículos periodísticos, reportajes, cartas y documentos, Tomo III, Colihue, Buenos Aires, 2009, p 124-127. (notas Ernesto Salas)


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Algunos le llaman el triunfo de la convivencia, el consenso y el diálogo en Chile. Yo creo que simplemente ganó la derecha (en todo aspecto).

1 comentario:

Anónimo dijo...

en http://contracturadopoliticamente.blogspot.com hay un buen comentario sobre el comentario de Natanson al respecto de esa elección, también unas interesantes entradas...
Alejandro