sábado, 8 de septiembre de 2012

No se nace Cristina, se llega a serlo



El tópico feminista de Simone de Beauvoir es la fuente para llegar al enigma del gorilaje misógino argentino: Cristina:


No se nace mujer, se llega a serlo.

Así comienza la cuarta parte de El segundo sexo. Obra fundamental del feminismo, sea cual fuere la tradición. Allí Simone de Beauvoir deconstruye la figura de la mujer y la ubica en el plano social como producto de una cultura.

Para ello, Simone de Beauvoir parte de dos grandes filósofos. Primero, toma de Hegel la dialéctica de la autoconciencia: y de Sartre (y de si misma por el existencialismo ateo fue un producto compartido), la noción de trascendencia como conciencia que se proyecta y sale de la inmanencia. Recordemos que Sartre vacía la conciencia en si de matriz cartesiana y la hace estallar hacia fuera. No hay conciencia de si, sino “conciencia de” (El Ser yla Nada, Introducción, V). Es aquí donde Hegel es heredado desde la modernidad como figura predominante del existencialismo de Beauvoir. La conciencia es conciencia de algo, ese algo es un otro.

La figura de otredad, es fundamental para el feminismo existencialista de Simone de Beauvoir. La mujer es el otro, la otra, es decir, la inmanencia de la trascendencia que es el hombre. Esto la modernidad ha hecho escuela filosófica del rol de la mujer y el hombre. Recordemos al Rousseau de El origen de la desigualdad que proclama la igualdad natural, y se desdice en el Emilio cuando condena a Sofia a la vida privada de la familia, dejando a Emilio la educación para la política. O Hegel que divide a la Familia y a la Sociedad Civil y ubica al hombre realizándose en la economía y la política, mientras que cristaliza (y sacraliza) a la mujer en la figura de Antígona atada a la eticidad natural del parentesco.

Otras tres disciplinas ayudan en esta reducción de la mujer al plano de la inmanencia. La biología, el psicoanálisis y el materialismo histórico.

Simone de Beauvoir decontruye esos mitos y ubica a la mujer como producto social e histórico. La mujer permanece en la inmanencia porque en el plano dialéctico de la lucha de las autoconciencia, el hombre ha hecho de la mujer un otro de si. LA OTRA.

Esta construcción está latente en la cultura y cruza todas las clases sociales. Pero las mujeres pobres son las más condenadas a esta inmanencia.
La mujer nace para ser madre”

“Anda a lavar los platos”
“da para un concurso de belleza y nada más".
etc, etc...
El ultimo capitulo de El Segundo sexo Simone de Beauvoir da algunas pautas para la liberación de la mujer. Un trabajo que le proporcione independencia económica y una respuesta política colectiva para liberar a la mujer de la dominación patriarcal.

Situación: ¿qué les jode de Cristina? -La decisión. Es decir, les jode el empoderamiento político de una mujer. Prefieren una mujer política, una Presidente que quede en la inmanencia, cosificada, burocratizada en el plano de la administración, y no una mujer que supera lo en si, y estalla así afuera, y rompe excepcionalmente la normativa y los mitos de la mujer-madre-ama-de-casa-. A la matriz de la crítica liberal–que reduce la política a pura administración-, se le suma la critica a la decisión, es decir, a lo político que define el campo antagónico de confrontación. Terror del liberalismo.

Esto se expresa en determinadas situaciones concretas. La crítica a la cadena nacional son una muestra fiel de esta misoginia-macho-liberal. Quieren una Cristina producto de ellos (los machos gorilas), es decir, otra, una mujer politica de la no-decisión. En términos existencialista-feminista, les jode que Cristina no quede en la inmanencia y en cambio sea proyecto, y en este caso, un proyecto político colectivo y de matriz popular. Les jode que el existencialismo-feminista sea un peronismo cristinista.