jueves, 27 de octubre de 2011

domingo, 23 de octubre de 2011

sábado, 22 de octubre de 2011

domingo, 16 de octubre de 2011

Según Fontevecchia, la clase media que vota a Cristina es similar a las clases medias italianas y alemanas que dieron su apoyo al nazismo



Para afirmar esto, Fontevecchia recurre al funcionalismo gorila de Gino Germani. Una pinturita!

¿Qué fue lo que hizo kirchnerista a la clase media históricamente despreciada por el peronismo clásico y retrógradamente vapuleada durante la crisis con el campo? Nuevamente vale releer a Germani cuando explica la posibilidad de surgimiento de nacionalismos europeos a mediados del siglo pasado y compararlos con la implosión que vivió la clase media en la crisis de 2002: hubo “severas frustraciones a que se vieron sometidas las clases medias alemanas e italianas en la primera posguerra como efecto del proceso de creciente proletarización”. “Veamos, en efecto, cuál era el origen de las severas frustraciones”.

Ahora Fontevecchia arremete contra la clase media. Que surte la nuestra

Miseria de la filosofía

miércoles, 12 de octubre de 2011

Pa´l que se va



Como dice don Alfredo:

Ahura que sos mocito
y ya pitás como el que más
no cambiés nunca de trillo
aunque no tengas pa’ fumar.



martes, 11 de octubre de 2011

Critica de la razón discusionista

Toda discusión política parte de un posicionamiento político. Desde un lugar se discute política. Así se denomina “debate político”, esto es una confrontación de dos partes sobre un objeto discursivo. Pero hay otro tipo de debate cercano a la charlatanería de baja monta. Es aquella que Carl Schmitt critica desde el decisionismo antiliberal. El discusionismo. Es esto, discutir por el simple hecho de discutir. La discusión, en estos ámbitos, es un valor en si mismo. Por eso algunos argumentos sobre el valor de la discusión terminan en la misma discusión.

Puede verse en algunas asambleas a grandes oradores aduciendo: “¡Bueno, celebremos que nos sentamos a discutir!”. ¡Es todo sanata! Ya en el debate Sócrates/Gorgias se condenaba este tipo de diálogo (Gorgias, 457,d).

La palabra en política es una herramienta de confrontación, un arma de distinción, de irrupción de la diferencia entre unos y otros. La palabra divide aguas. Unos y otros discuten desde un lugar y como sabemos, no hay tierra de nadie, siempre hay alguien defendiendo una posición, una identidad. La política en este sentido adquiere la complejidad de compromiso, sea por, una ideología, una tierra, una historia etc.

Pero existe un concepto, un recorrido por el cual, la palabra viene a ser portadora de la “verdad”. Cuando la palabra dice “representar” una verdad universal, es ahí donde se licua toda diferenciación política. En ese sentido, la palabra vine a significar la posición de un lugar donde no existe el espacio a defender. Es un lugar indeterminado, la pura abstracción. Es ahí donde el medio se convierte en fin. Surge así el fetichismo de la discusión. El liberalismo es el exponente en este tipo de debates discusionistas.

Si la única verdad es el individuo, y este pertenece al mundo universal, la discusión se radicaliza. El individuo es el mundo, su lugar, la nada. Todo aquello que limita al individuo debe ser eliminado. En el liberalismo, este falseamiento histórico tiene estatus de ciencia. El yo individual existe, es real; el sentido colectivo, la voluntad general, la clase obrera, el espíritu de un pueblo, son puros mitos.

Por lo visto, el liberal discute desde la nada. Cuando pretende discutir sobre una particularidad, la nada como sustrato de un no-lugar universal irrumpe con violencia inmediata. La discusión se torna discusión. El liberal no puede decidir porque no puede ubicarse en la inmediatez de la indeterminabilidad.

El primero en ver esta indeterminación en el plano de lo politico fue Hegel con su crítica al romanticismo. Pero Hegel lo suma a su sistema y lo ubica como un momento de devenir de la historia en el desarrollo del espíritu universal. Pero es otro pensador conservador antiliberal y tradicionalista que ve en el liberalismo a su peor enemigo. Juan Donoso Cortés, aquel católico español que ve en el liberalismo a la clase discutidora.

Es notable la similitud entre Juan Donoso Cortes y Karl Marx. Ambos de jóvenes compartieron simpatías liberales, defensores de la libertad de expresión y todas esas cuestiones del primer cuarto de siglo XIX. Ambos tildaron a Proudhom de maniqueo; Marx en Miseria de la Filosofía y Juan Donoso Cortes en su Ensayo sobre el Catolicismo, el Liberalismo y el Socialismo. Pero ambos, en su pensamiento de madurez defenderán la dictadura como medio de imponer una determinada política. La Dictadura del puñal o la Dictadura del sable, dirá Juan Donoso Cortes. Si alemán escribió en 1848 El Manifiesto del Partido Comunista, se puede decir que El discurso sobre la Dictadura de 1849 es el Manifiesto del Partido anticomunista.

El anticomunismo de Donoso no es un oposicionismo de un no-lugar como podría catalogarse al liberalismo decimonónico. Donoso propone como fuente de inspiración la monarquía tradicional española de orden católica y antiliberal. La tradición como fundamento de la realidad política. Su lugar, el Catolicismo, su oponente el Socialismo. Irónicamente Juan Donoso sostendrá que el liberalismo no decide entre Barrabas y Jesús. Entre ambos, el liberalismo no se decide. La posición, un no-lugar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Licurgo, el primer Cristinista



Decía Aristóteles en la Política sobre la constitución de los lacedemonios que la mitad de la ciudad estaba como si ley. Esto era porque Aristóteles no consideraba a las mujeres como sujetos políticos.

Esparta daba gran participación a las mujeres en la organización de la ciudad. Gorgo, mujer del gran Leónidas en la película 300 da un discurso e el consejo. Si bien esto no es así, es un buen ejemplo del respeto que tenía los hombres espartanos sobre las mujeres espartanas: “Solo nosotras parimos hombres” afirmó Gorgo, en la primera definición feminista de la historia.

El gran legislador de Esparta fue Licurgo, el primer Cristinista. Éste líder dispuso la asignación universal para los cuartos hijos nacidos. Esparta tenía pocos habitantes, y Licurgo para incentivar la procreación, dispuso esta medida bien cristinita.

En términos políticos, licurgo fue el verdadero creador de la división de poderes como pesos y contrapesos. Nos cuenta Plutarco que Licurgo creó una institución para mediar entre el Rey y el Pueblo, acentuando el poder en un consejo de ancianos. Licurgo creó el modelo aristocrático de gobierno que tanta influencia en la teoría política tuvo a través de Platón y Maquiavelo.

Pero Licurgo se destacó por educar a su pueblo. Esparta fue el pueblo mejor preparado para la guerra de la historia. Esto se debe a su legislador, el gran Licurgo.

Para revelarles la importancia de la educación a los ciudadanos de Esparta, Licurgo cita al pueblo en asamblea y con dos perros, una liebre y una comedera se dispone a explicarles la necesidad de una buena educación. Los perros, hijos de la misma perra y de igual tamaño. Licurgo deposita en una vasija alimento y a lado una liebre. De inmediato suelta los perros. Uno de ellos se dirige directamente a la comedera para alimentarse, mientras que el otro perro corre detrás de la liebre y consigue atraparla. La imagen es imponente. El perro cazador es el mejor preparado para vivir, el otro comerá un día, y después morirá o vivirá como esclavo.

Cristina sigue los caminos de Licurgo. No solo crea instituciones para contrarrestar el poder real (monopolios y corporaciones económicas) sino que también distribuye beneficios a las clases populares. También prepara a jóvenes en las destrezas: veamos el spot de Brian.










La fuerza de Brian representa lo mejor del espíritu espartano. La moral de no abandono, del no rendirse jamás. Con muchos Brian llegaremos a ser Espartanos!

http://www.youtube.com/watch?v=_Sc7_wM9IT0

La revolución haitiana es el hecho maldito del mundo burgues